Xi Jinping, que acostumbra a designar enviados especiales para representarlo en tomas de posesión de mandatarios internacionales, se convertiría en el primer líder del gigante asiático en asistir a la investidura de un presidente de Estados Unidos.
La próxima portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó este jueves que el presidente chino, Xi Jinping, ha sido invitado el próximo 20 de enero a la investidura de Donald Trump como nuevo gobernante estadounidense.
"Este es un ejemplo de cómo el presidente Trump crea un diálogo abierto con líderes de países que no solo son nuestros aliados, sino también nuestros adversarios y nuestros competidores", declaró Leavitt en una entrevista con la cadena Fox News.
La portavoz dijo que Xi no ha confirmado de momento su asistencia y señaló que Trump pretende "hablar con todos y pondrá siempre los intereses de Estados Unidos por delante".
La cadena CBS informó el miércoles que Trump invitó a Xi y al primer ministro húngaro, Víktor Orbán, a su toma de posesión, a pesar de que ningún líder extranjero ha asistido a una investidura de un presidente de Estados Unidos desde al menos 1874.
De hacerlo, Xi, que acostumbra a designar enviados especiales para representarlo en tomas de posesión de mandatarios internacionales, se convertiría en el primer líder del gigante asiático en asistir a la investidura de un presidente de Estados Unidos.
Xi y Trump se reunieron por última vez en junio de 2019, en los márgenes de la cumbre del G20 que se celebró en la ciudad japonesa de Osaka.
Desavenencias en relaciones comerciales entre EE.UU. y China
El republicano regresará a la Casa Blanca tras haber impulsado una guerra comercial con el gigante asiático en su primer mandato (2017-2021) y tras haber prometido durante su reciente campaña electoral la imposición de nuevos aranceles a las importaciones chinas.
Las desavenencias comerciales entre ambas potencias no han cesado durante el mandato del actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden.
De hecho, Biden, en sus últimas semanas antes del traspaso de poderes, anunció medidas para restringir el desarrollo de chips en China, a lo que Pekín respondió prohibiendo la exportación a EE. UU. de metales clave como el galio, el germanio, el antimonio o el grafito.
Esta semana, Xi pidió a Washington que trabaje con Pekín para "impulsar las relaciones bilaterales en una dirección estable, saludable y sostenible", durante un encuentro con instituciones financieras como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial del Comercio.
"En las guerras arancelarias, comerciales o tecnológicas no hay ganadores", advirtió el mandatario chino.
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