Hay una creciente alarma entre los profesores de institutos y universidades por el cada vez mayor número de alumnos que utilizan las redes sociales como reclamo sexual.
Muchos estudiantes
tailandeses ofrecen sus servicios sexuales en Internet, más que por necesidad,
para costearse caprichos como ropa de marca o móviles de última generación.
"Las autoridades
quieren ahora impedir que se prostituyan a través de páginas de contactos en
Hay una creciente alarma
entre los profesores de institutos y universidades por el cada vez mayor número
de alumnos, sobre todo chicas, que utilizan Hi5 y otras redes sociales como
reclamo sexual.
Cientos de páginas muestran
fotos donde los jóvenes, algunos menores de edad, aparecen en posturas
sugerentes y en muchos casos vestidos con uniforme escolar.
Las tarifas oscilan entre
los 40 y 85 dólares, según los anuncios.
El escándalo ha llegado a
tal extremo que el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, asegura que
tomará acciones drásticas contra aquellas páginas web que permitan el comercio
sexual por parte de los universitarios.
Vejjajiva, quien achaca el
fenómeno a la decadencia moral de la sociedad, ha anunciado una campaña en los
centros de educación para aleccionar a los alumnos sobre los valores de moral y
decencia.
Por su parte, colegios y
universidades ya investigan las actividades de prostitución y se han
comprometido a ofertar más empleos a tiempo parcial para ayudar a los alumnos
con menos recursos.
Sin embargo, los académicos
señalan de que la mayoría de los estudiantes que se prostituyen en la red no
son pobres y sólo quieren ganar un dinero extra para permitirse artículos de
lujo y un alto tren de vida.
El director del instituto
Ramjitti, Amornwit Nakhonthap, sostiene que la mayoría de los que venden su
cuerpo en Internet tienen un nivel económico medio y alto.
Nakhonthap insta a las
autoridades a que impliquen a familias, instituciones religiosas y centros
educativos para que inculquen valores y buenas costumbres entre los alumnos.
Los estudiantes también
participan en vídeos pornográficos que se pueden descargar desde algunas
páginas web, que han encontrado aquí un lucrativo negocio.
Muchos de estos sitios están
registrados en Estados Unidos o Europa, para evitar ser bloqueados por la
censura.
Hace unos meses, el Gobierno
tailandés invirtió más de catorce millones de dólares en desarrollar un potente
cortafuegos para impedir el acceso a sitios ilegales en la red y bloqueó más de
4.000 páginas, aunque la mayoría fue por ofensas contra la monarquía y no por
la pornografía.
La prostitución es ilegal en
Tailandia, aunque se practica abiertamente con el consentimiento de las
autoridades porque atrae cada a año a cientos de miles de turistas sexuales y
genera miles de empleos.
Una legión de lujuriosas
jóvenes cautivan a los turistas en Nana y Patpong, los barrios rojos de
Bangkok, y la ciudad sureña de Pattaya, conocida como el "burdel" de
Tailandia desde los tiempos en que Estados Unidos estableció allí bases
militares durante
Paradójicamente, la sociedad
tailandesa, en su mayor parte budista y conservadora, censura el comportamiento
poco decoroso y carteles en muchos lugares turísticos requieren a los
extranjeros que se abstengan de cogerse de la mano, besarse o adoptar actitudes
excesivamente cariñosas.
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