El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), el argentino Luis Moreno Ocampo, logró que el tribunal de La Haya ordenara la detención del presidente sudanés Omar Al Bachir.
El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), el argentino Luis Moreno Ocampo, que logró que el tribunal de La Haya ordenara el miércoles la detención del presidente sudanés Omar Al Bachir es un idealista pragmático dedicado a perseguir a criminales en todo el mundo.
Moreno Ocampo, nacido en Buenos Aires en 1952, se forjó como fiscal en los años 80 en los juicios contra los principales responsables de la junta militar argentina.
Uno de sus primeros casos en Argentina fue el juicio contra el ex dictador Jorge Rafael Videla, juzgado junto a otros ocho responsables de la junta militar (1976-1983) que hizo desaparecer a por lo menos 15.000 personas.
Durante seis meses, el joven fiscal adjunto organizó audiencias en las que interrogó a más de 800 personas mientras su madre se indignaba por su persecución a Videla, ese "buen católico" al que ella veía todos los domingos en misa.
Moreno Ocampo fue después abogado y militante de los derechos humanos antes de aceptar en 2003 el difícil puesto de primer fiscal de la CPI.
"Repite sin cesar que es el trabajo más fantástico del mundo. Trabaja las 24 horas del día (...) dice que es una suerte extraordinaria haber sido designado para hacer justicia a las víctimas de Darfur o de Uganda", explicó a la AFP su colaboradora, Beatrice Le Fraper.
En cinco años, el argentino ha logrado que la Corte emitiese doce órdenes de detención contra presuntos autores de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), Uganda, República Centroafricana y la provincia sudanesa de Darfur.
También logró que fuesen trasladados a La Haya cuatro sospechosos: tres milicianos congoleños acusados de reclutar a niños soldados y de crímenes sexuales, y al ex vicepresidente congoleño Jean Pierre Bemba.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) han criticado durante mucho tiempo al fiscal de la CPI, al que reprochaban andar sólo tras piezas sin importancia.
De una elegancia discreta, este cincuentón de barba canosa, vestido a menudo con traje negro y camisa blanca, tiene cuatro hijos y una esposa que permaneció en Buenos Aires debido a su trabajo.
Moreno Ocampo recorre incansablemente el planeta, reclamando más cooperación ante las organizaciones internacionales, los jefes de Estado y diplomáticos, siguiendo el trabajo de sus investigadores y juristas o recibiendo a las ONGs.
Consejero del Banco Mundial y miembro de Transparency International, una ONG que lucha contra la corrupción, Moreno Ocampo fue también abogado de personalidades como el futbolista Diego Armando Maradona y profesor en prestigiosas universidades como Harvard.
AFP
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