El padre del menor asesinó a su primo por considerarlo sospechoso de la muerte del pequeño, ocurrido en Francia el 16 de octubre de 1984.
La Fiscalía de Dijon, al este de Francia, informó hoy de que ninguno de los restos de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) hallados por expertos del laboratorio médico Biommis pertenecen a los padres del niño, cuyo cadáver apareció maniatado en el río Vologne, en el centro del país, el 16 de octubre de 1984.
Los restos de ADN, que han vuelto a llevar el caso a los periódicos, pertenecen a un hombre y a una mujer sin identificar, y fueron encontrados en una carta y en un sello de una misiva enviada a los abuelos de la víctima por alguien que aseguraba ser el asesino de Grégory y al que se le apodó como "El Cuervo".
La Justicia decidió reabrir el caso en diciembre del año pasado, a solicitud de los padres del pequeño, que argumentaban que "los progresos de la ciencia en el campo de la genética" podrían hacer avanzar la investigación.
El suceso no sólo se cobró la vida del niño, sino también de otro familiar al que el padre de la criatura, Jean-Marie Villemin, asesinó al considerarle culpable.
Un año después de que apareciese el cuerpo de Grégory en el río, su padre asesinó a su primo, Bernard Laroche, quien había sido puesto en libertad siete meses después de su detención como sospechoso de la muerte del pequeño.
Jean-Marie Villemin cumplió cuatro años de condena por su crimen.
La Justicia también consideró sospechosa a la madre de Grégory, Christine Villemin, pues algunos testigos la situaron en la oficina postal el día en que se envió la carta a los abuelos del niño.
La investigación se cerró inicialmente en 1993, tras la absolución sin cargos de la madre y de otros dos posibles sospechosos. EFE
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