Agentes controlaron la situación, sin embargo, alrededor de 62 policías resultaron lesionados, de los cuales 24 tuvieron que ser atendidos en hospitales.
El secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Manuel Mondragón y Kalb, explicó en el programa Primero Noticias de Televisa que los agentes a su cargo lograron controlar la situación y sacar con vida a tres policías federales que estaban "secuestrados prácticamente" en manos de habitantes enardecidos que querían lincharlos.
Al parecer a las 20.30 hora local (2.30 GMT de hoy) los policías federales, que retenían un par de jóvenes y no tenían orden de arresto, fueron cercados por la gente, a quien se convocó con campanadas para tratar de evitar que se llevaran a los dos pobladores de la zona.
Policías de la Ciudad de México llegaron al lugar y, con Mondragón al frente, lograron negociar con la multitud y rescatar a los agentes federales.
En la operación, sin embargo, alrededor de 62 policías resultaron lesionados, de los cuales 24 tuvieron que ser atendidos en hospitales por heridas de cierta consideración, dijo Mondragón.
Mondragón agregó que los agentes federales retenidos estuvieron en peligro de muerte ya que la turba pedía a gritos quemarlos e incluso matarlos.
La situación quedó plenamente controlada alrededor de las 23.00 hora local (5.00 GMT de hoy) cuando fueron liberados los dos jóvenes que habían sido detenidos.
Según Mondragón, con la actuación de los agentes, "se salvaron vidas" y se evitó "una conflagración muy severa".
Sobre el asunto y en el mismo programa de televisión el comisionado de la Policía Federal, Facundo Rosas, dijo que los agentes se habían desplazado a la comunidad de San Pedro Actopan, en la delegación capitalina de Milpa Alta, tras recibir una denuncia en el Centro Nacional de Atención Ciudadana.
"Estaban verificando un inmueble donde se tenía información de que había gente que había introducido algunas cosas raras, incluso manejaban que pudiera haber alguien privado de libertad en ese inmueble", dijo Rosas.
El comisionado señaló que, más que un arresto de los jóvenes, se estaba corroborando "su situación jurídica" cuando los agentes fueron cercados y casi linchados por la turba.
Rosas consideró que el incidente derivó de "una confusión" y de que la multitud "comenzó a ser presa de una desesperación" lo que generó el brote de violencia.
Incluso la gente desoyó un llamado al orden del párroco de la comunidad, aseguró Rosas.
El 30 de noviembre de 2004, en uno de los linchamientos más salvajes que hayan ocurrido en el país, dos agentes federales fueron confundidos con secuestradores de menores y asesinados por una multitud enardecida en el barrio de Tláhuac, también en la capital mexicana.
Esa tragedia, de la que un tercer agente salió milagrosamente con vida, pero severamente golpeado, fue transmitida en directo por la televisión local y, a partir de ella, veintinueve personas fueron encarceladas. EFE
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