El Gobierno japonés asegura investigar el ecosistema oceánico, sin embargo los activistas aseguran que la carne de ballena aún se comercia en ese país.
Japón justificó la caza de 333 ballenas en el océano Antártico el último viernes y aseguró que su flota pesquera logró su objetivo por segundo año consecutivo, de acuerdo a un plan de investigación de estos mamíferos marinos.
De acuerdo a información de The Independent, Japón dijo que la caza formó parte de una investigación ecológica. La caza de ballenas con fines científicos está permitida por la ley internacional de 1986 que prohíbe el comercio de estos cetáceos.
Condena. La Agencia de Pesca de Japón dijo que utilizaban a las ballenas atrapadas para determinar la edad, nutrición y condiciones reproductivas en las que viven. Sin embargo, los detractores del proyecto afirmaron que estos estudios pueden realizarse sin matar a las ballenas.
La Humane Society International, un grupo animalista con sede en Washington, sostuvo que Japón está matando ballenas anualmente sin ninguna necesidad. Su vice presidenta, Kitty Block calificó de crueldad obscena el proyecto.
En 2014 la Corte de Justicia Internacional determinó que Japón debía detener su programa de caza de ballenas debido a que no tenía fines científicos. El plan fue revisado y redujo el número de ballenas al tercio de lo que solía cazar.
Tradición. La caza de ballenas en Japón es una tradición con siglos de historia. Los beneficios proteínicos de la carne de ballena y su costo ante otras carnes son los factores que la volvieron popular. Esta tradición cayó en los últimos años debido a la caída de la demanda por la carne de ballena y por las protestas de los grupos animalistas.
Los críticos argumentan que es una industria muerta, pero el Gobierno japonés ha invertido grandes presupuestos para sostener la caza de ballenas, pues es considerada una tradición que debe ser preservada.
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