El ginecólogo Eduardo Vela, de 85 años, es juzgado por la sustracción de una niña nacida en 1969. Este es el primer caso de los "bebés robados" que llega a la Justicia española.
Irene Meca y José María García González aseguran son parte de los bebés robados en España. Ellos ignoran quiénes son sus padres biológicos tras años de infructuosa búsqueda, una historia que quieren que el país escuche.
Fue tan sólo al recopilar documentos para su matrimonio a sus 35 años, cuando García González supo que sus padres lo habían adoptado por una suma ínfima, según relata a la AFP.
En su acta de nacimiento, fechada el 2 de septiembre de 1977, la parte donde debía figurar la identidad de sus padres biológicas fue dejada en blanco. Señal evidente de que fue "arrancado de los brazos de (su) madre".
Como él, miles de españoles les fueron robados a sus padres por doctores o religiosos que hicieron creer que habían muerto al nacer, para luego confiárselos a otras familias, frecuentemente tras el pago de una suma.
Práctica iniciada bajo la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) con un objetivo inicialmente ideológico, se prolongó hasta mediados de la década de 1980 ya en democracia.
Entre perdón y venganza
"Comprada" por sus padres adoptivos en 1953 en plena dictadura franquista, Irene Meca vive con la amarga sensación de haber sido mercancía en "un negocio". "No tengo raíces. (...) Ni siquiera sé cuándo es el día de mi cumpleaños", dice esta madrileña a la AFP.
Su madre adoptiva, con la que mantuvo relaciones difíciles, murió este año, llevándose a la tumba todo detalle que le hubiera permitido encontrar a sus padres biológicos.
Por su parte, García González, perdonó a sus padres adoptivos el haber ocultado la verdad durante 35 años y proyecta su cólera hacia las personas detrás del tráfico de niños. "A toda esa gente que se han enriquecido a costa de nuestro sufrimiento, quiero verlos arruinados", afirma.
Romper el silencio
Tanto Meca como García González movieron cielo y tierra para conocer sus orígenes, sin éxito. No han presentado denuncias, al carecer de pruebas suficientes. García González se hizo pruebas de ADN en un laboratorio estadounidense, a la espera de que un día los resultados coincidan con los de otra persona.
Mientras, se esfuerza junto a organizaciones para visibilizar los casos de bebés robados con el objetivo de que más gente rompa el silencio, todavía persistente alrededor de todo lo relacionado a la dictadura franquista, a 40 años de haber terminado.
A sus 65 años, Meca conserva pocas esperanzas de encontrar a sus padres con vida. Pero siente que no tiene "derecho a seguir" sin hacer nada.
"Todavía estoy loca por el abrazo de mi madre. Y yo sé que no lo voy a hacer, pero no me resigno. (...) A lo mejor mi madre lleva llorando mucho más tiempo que yo", agrega.
Proceso
La Justicia de España sentó este martes en el banquillo al ginecólogo Eduardo Vela (85), acusado de participar en la sustracción de una niña nacida en 1969 a su madre biológica para entregársela a una mujer estéril. Este es el primer caso juzgado en España de los conocidos como "bebés robados" durante el franquismo.
El acusado, exdirector de la clínica madrileña donde nació la niña, llamada Inés Madrigal, ya declaró como imputado ante la Justicia en diciembre de 2013, aunque se desvinculó de la trama y negó su participación.
"Yo no sabía", "no recuerdo" o "esto no es mío", reiteró el ginecólogo octogenario ante las preguntas de la fiscal. El médico compareció ante el tribunal después de que un análisis forense desestimara que padezca una enfermedad degenerativa, como había alegado su defensa.
El Ministerio Público solicita una pena de 11 años de cárcel para el acusado al considerar que Madrigal fue sustraída de su madre biológica y entregada a una mujer estéril (Inés Pérez), a quien Vela le había recomendado fingir un embarazo con cojines.
(EFE y AFP)
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