Si bien el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció el jueves la activación de la operación denominada ‘Lanza del Sur’ para expulsar a “narcoterroristas”, este no es un paso reciente. El operativo que combina sistemas robóticos y buques guardacostas, procede cuando se espera que el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más poderoso del mundo, llegue a aguas de Venezuela en los próximos días. A continuación, las claves de una demostración de poderío militar estadounidense en la región, sin precedentes en generaciones.
1-EE. UU. pone nombre a una operación que ya tiene antecedentes
Desde el pasado 28 de enero, la Cuarta Flota de la Armada de Estados Unidos anticipó una nueva operación bajo el nombre 'Lanza del Sur'.
Entonces, indicó que se llevaría a cabo en el Comando Sur de Estados Unidos (Southcom), que abarca más de 30 países de Suramérica, Centroamérica y el Caribe.
En ese momento, la Armada subrayó como objetivo poner en funcionamiento el denominado Sistema de Alerta de Reconocimiento (RAS), para aumentar la presencia y la vigilancia de regiones marítimas de “importancia estratégica y económica” y contribuir en la toma de decisiones, fortalecer la soberanía y la cooperación regional.
Pero la operación ha ido tomando fuerza en los últimos meses, a medida que EE. UU. amplía lo que asegura es una política renovada en la lucha contra el narcotráfico, al tiempo que apunta al Gobierno de Venezuela, al que vincula con el llamado Cartel de los Soles. Caracas niega esos señalamientos.
De hecho, el pasado octubre, Hegseth anunció la creación por parte del Pentágono de una nueva fuerza de tarea conjunta antinarcóticos para desarticular los cárteles de droga en el mar Caribe, operando también en la zona de Southcom.
"Al formar una Fuerza de Tarea Conjunta en torno al cuartel general de la II Fuerza Expedicionaria de Marines (II MEF), mejoramos nuestra capacidad para detectar, desarticular y desmantelar las redes de narcotráfico ilícito con mayor rapidez y profundidad, junto con nuestros homólogos estadounidenses y de naciones aliadas", declaró en ese momento el almirante Alvin Holsey, comandante de Southcom, quien se retirará este año.
Su pronunciamiento llegó tras el despliegue naval, anunciado por EE. UU. en el Caribe desde el pasado 19 de agosto, que ha estado seguido de decenas de ataques contra supuestas narcolanchas. Los asaltos se han extendido incluso al Pacífico, en aguas cercanas a Suramérica.
Ya van al menos 20 ataques de ese tipo, el más reciente se registró el pasado lunes 10 de noviembre, según confirmó un funcionario del Pentágono a la agencia de noticias Reuters el jueves 13. En total, al menos 79 personas han muerto. En una de las embestidas dos personas resultaron heridas y fueron posteriormente repatriadas a sus países de origen, remarcó la fuente. Además, las autoridades mexicanas realizaron un intento de rescate en el mar como consecuencia de los ataques.
En el marco de esta operación, la Administración estadounidense ha desplegado una presencia militar masiva en el Comando Sur, enviando buques de guerra, cazas F-35, aeronaves de reconocimiento y otros recursos militares, intensificando así la presión sobre el presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien califica de “líder ilegítimo”.
2-Los alcances de la operación ‘Lanza del Sur’
Según lo anticipado por la Armada, la operación desplegará buques de superficie robóticos de larga duración, pequeñas lanchas interceptoras robóticas y aeronaves robóticas de despegue y aterrizaje vertical en la zona denominada Southcom.
Los sistemas operarán junto a los buques guardacostas estadounidenses en alta mar para proporcionar información de inteligencia a los centros de operaciones de la Cuarta Flota y la Fuerza de Tarea Conjunta Interinstitucional Sur, que coordina las misiones regionales de lucha contra el narcotráfico.
Por tanto, fue descrito como un paso significativo en la evolución de la Campaña de Flota Híbrida de la Armada, con el fin de apoyar la detección y el monitoreo del “tráfico ilícito, a la vez que se extraen lecciones para otros escenarios”, como declaró el Comandante Foster Edwards, Director de la Flota Híbrida de la Cuarta Flota.
“La Cuarta Flota pondrá en funcionamiento estos sistemas no tripulados mediante su integración con los buques de la Guardia Costera de EE. UU. en alta mar y los centros de operaciones de la Cuarta Flota y la Fuerza de Tarea Conjunta Interinstitucional Sur. Los resultados de la Operación Southern Spear ayudarán a determinar las combinaciones de vehículos no tripulados y fuerzas tripuladas necesarias para proporcionar una vigilancia coordinada del dominio marítimo y llevar a cabo operaciones antinarcóticos”, explicó entonces la fuerza castrense en un comunicado.
Está previsto que la combinación de estos recursos aumente la presencia estadounidense en puntos estratégicos marítimos y zonas de alto tráfico que–según Washington–son utilizadas por las redes de narcotráfico.
3-EE. UU. apunta a la ayuda de socios en la región
“La Operación Southern Spear es el siguiente paso en nuestra Campaña de Flota Híbrida (...) Las operaciones de la Flota Híbrida incrementan nuestra colaboración con socios en la región, al tiempo que perfeccionan las tácticas, técnicas, procedimientos y procesos de la Armada”, declaró el contraalmirante Carlos Sardiello, comandante del Comando Sur de las Fuerzas Navales de EE. UU. y de la Cuarta Flota de EE. UU.
Pero ¿quién es quién en el Caribe? ¿A qué socios se refiere Estados Unidos para estas operaciones? Venezuela y Colombia rechazan tajantemente esas acciones y Panamá, pese a que adelanta ejercicios militares entre su Policía y el Ejército estadounidense, aseguró que no apoyará “ningún acto hostil” contra Caracas.
Trinidad y Tobago defiende el despliegue naval en la zona, según ha señalado expresamente su Gobierno, pese a que en los ataques de EE. UU. en aguas de la región han muerto pescadores de ese país, según denuncian sus familiares.
En Puerto Rico, Estado libre asociado a Estados Unidos, la Administración Trump ordenó el despliegue de diez aviones de combate F-35 a un aeródromo, para realizar operaciones contra carteles de droga, indicaron dos fuentes oficiales citadas por Reuters el pasado septiembre.
4- EE. UU. fortalece su operativo, mientras el USS Gerald R. se acerca a Venezuela
Si bien el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más poderoso del mundo, y su grupo de ataque entraron al área de control del Comando Sur en el Atlántico, el pasado 11 de noviembre, está previsto que llegue a aguas venezolanas en los próximos días, destaca un reporte de la agencia estadounidense AP.
Es sin duda una demostración de poderío militar estadounidense sin precedentes en Latinoamérica, en años.
Sin embargo, los expertos discrepan sobre la posibilidad de que aviones de guerra estadounidenses despeguen del USS Gerald R. Ford para bombardear objetivos en Venezuela y presionar aún más al presidente Nicolás Maduro para que renuncie.
Pero, independientemente de si su propósito es ese o si simplemente patrulla el Caribe mientras Estados Unidos hunde embarcaciones acusadas de narcotráfico, la sola presencia de este buque de guerra de 100.000 toneladas envía un mensaje contundente.
“Esto representa la esencia de lo que significa tener nuevamente presencia militar estadounidense en Latinoamérica (...) Y ha generado mucha inquietud en Venezuela, pero también en toda la región. Creo que todos observan esto con gran expectativa para ver hasta qué punto Estados Unidos está dispuesto a usar la fuerza militar”, resaltó Elizabeth Dickinson, analista principal del International Crisis Group para la región andina.
Su inminente llegada a aguas que bordean a Venezuela intensifica el ya considerable despliegue de poderío militar en la región, con la presión añadida de los entrenamientos de bombarderos cerca de la costa venezolana, las operaciones de la CIA autorizadas públicamente dentro del país, según señaló Trump, y los ataques con embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, que siguen cobrando vidas.
Estados Unidos ha utilizado durante mucho tiempo los portaaviones como herramienta de disuasión para presionar e influir en otras naciones, a menudo sin emplear la fuerza. Transportan miles de marineros y decenas de aviones de combate capaces de atacar objetivos en el interior de otro país.
5-"Un mensaje mucho más enfocado en presionar a Caracas"
Aunque la postura de Trump parece ser contradictoria–tras amenazar con operaciones terrestres en Venezuela pasó a afirmar que no atacaría en el país–algunos expertos señalan que el despliegue del Ford parece estar más orientado a un cambio de Gobierno en Venezuela que a la lucha contra el narcotráfico como Washington trata de enfatizar.
"Un portaaviones no aporta nada útil para combatir el narcotráfico (...) Creo que es claramente un mensaje mucho más enfocado en presionar a Caracas", remarcó.
Una afirmación con la que coincide Bryan Clark, exsubmarinista de la Armada y analista de defensa del Hudson Institute, un centro de estudios conservador, quien aseguró que el Gobierno de Trump no habría desplegado el USS Ford “si no tuviera la intención de usarlo”.
“Creo que este Gobierno está muy dispuesto a usar la fuerza militar para lograr objetivos específicos (...) Creo que querrán llevar a cabo operaciones militares a menos que Maduro renuncie en el próximo mes”, indicó Clark.
Entretanto, Venezuela se moviliza ante un posible ataque. Caracas anunció esta semana una movilización “masiva” de tropas y civiles para defenderse de posibles asaltos estadounidenses. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, declaró que “recursos terrestres, aéreos, navales, fluviales y de misiles” formarían parte de un operativo de dos días “para enfrentar las amenazas imperialistas”.
Rusia, aliado de larga data del chavismo, señaló este viernes tras conocer la activación de la operación ‘Lanza del Sur’, que espera que Washington no tome medidas para desestabilizar Venezuela ni el Caribe.