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Que la prensa norteamericana destaque que anoche Kamala Harris y Donald Trump se dieron la mano antes del debate que protagonizaron es una señal de la polarización a la que ha llegado la vida política en Estados Unidos. Porque, ¿qué puede ser más natural y sobreentendido que un apretón de manos entre la actual vicepresidenta y el expresidente? Y sin embargo, ese apretón de manos no se produjo hace dos meses cuando el debate entre Joe Biden y Donald Trump.
Otra mala señal es la profusión de reglas que rigieron el desarrollo del debate, como si hubiera que partir de la desconfianza en que cada uno sabría espontáneamente tener en cuenta normas elementales de respeto y juego limpio. Por ejemplo, el micro del candidato que no estuviera hablando debía estar apagado para evitar que haga uso indebidamente de la palabra.
La vieja tradición de buscar las coincidencias entre los dos grandes partidos ha cedido lugar a una forma de intolerancia ante las diferencias.
Los especialistas en verificar la verdad de las afirmaciones han hallado 33 falsedades en las intervenciones de Trump, incluyendo el reproche a los inmigrantes por, supuestamente, comerse las mascotas de los habitantes de la ciudad de Springfield. La comisaría de esa localidad ha precisado que no se ha señalado un solo caso de esa práctica chocante.
Se atribuye a Kamala Harris una única falsedad, la de decir que el 2021 heredaron la más alta tasa de desempleo desde la Gran Depresión, hace más de noventa años.
Sin referirse directamente a la edad de su contrincante, Harris trató de asociar a Trump con una generación de líderes superada, incapaz de reconocer la diversidad de la sociedad y los derechos reproductivos de las mujeres.
Trump por su parte dijo que Biden era el peor presidente de la historia de Estados Unidos y Harris la peor vicepresidenta.
Según un sondeo hecho por la cadena CNN 63% cree que Harris ganó el debate. Aunque el debate tuvo una gran audiencia es poco probable que influya decisivamente sobre los votantes. La gran mayoría tiene desde ya una opción tomada y poca disposición a cambiar su voto en base a argumentos.
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