Según un estudio de la Universidad San Martín de Porres, el hostigamiento sexual laboral genera costos adicionales considerables para las empresas, afectando diversas áreas. Entre los impactos más notables se encuentran la disminución en la productividad y el incremento en la rotación de personal.
En el sur del Perú, una de cada dos mujeres sufrió más de 15 episodios de hostigamiento sexual laboral (HSL) en los últimos 12 meses, de acuerdo con el estudio "Entre el discurso y los hechos: Develando los costos invisibles del hostigamiento sexual laboral en el Perú", realizado por la Universidad de San Martín de Porres y encargada por la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
De acuerdo con Arístides Vara Horna, director de Investigación de la Universidad San Martín de Porres, la principal razón detrás del alto porcentaje de hostigamiento laboral radica en factores culturales. "Estamos en sociedades en las cuales se ve como común acosar a las mujeres, se las cosifica, se las ve como objetos sexuales, se las minimiza en sus capacidades, se las trata de forma sexista", dijo el investigador en el programa Ampliación de Noticias, de RPP.
"En las regiones del sur, la cultura machista es muy prevalente. Aún hay normas sociales muy prevalentes que justifican cualquier tipo de acoso o violencia contra las mujeres, que se las ve como inferiores. Y en el trabajo eso se reproduce", añadió Vara Horna.
La segunda razón que explicaría la alta frecuencia de hostigamiento sexual es el incumplimiento de las leyes. "Hemos encontrado que aquellas empresas donde el trabajo es más precario o donde el empleo no cumple con todas las exigencias de la ley, las tasas de hostigamiento sexual son mayores también, porque pone a las mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad", apuntó.
La investigación realizada por la USMP también revela que en Lima y el norte del país, una de cada tres mujeres ha sufrido más de 6 y 7 incidentes, respectivamente, en sus centros de labores.
Arístides Vara Horna, en diálogo con RPP, informó que el HSL implica costos adicionales significativos para las empresas en varias áreas: hay mayor ausentismo, más tardanzas, más rotación de personal, más errores de producción, más distracción y agotamiento, y más errores con los clientes.
El ausentismo aumenta en promedio un 40,6 %, afectando especialmente a la región norte con un 46, 2 %; las tardanzas se incrementan, con un promedio general del 96,7 % y alcanzando hasta un 135,4 % en la región sur; los incidentes laborales críticos suben a un 153 % en promedio, siendo más prevalentes en la región norte con un 178,1 %.
Además, el presentismo, que refleja una menor productividad mientras se está en el trabajo, tiene un costo adicional medio del 78, 4 %, con la menor incidencia en Lima (71,4 %). Asimismo, la intención de deserción muestra un costo adicional promedio del 38,0 %, con la región sur reportando el mayor porcentaje (38,6 %).
Entre las mujeres que experimentaron acoso sexual en el último año, solo un pequeño porcentaje reportó el incidente a las autoridades de la empresa: 1,4 % en Lima, 6,3 % en la región norte y 4,4 % en la región sur. Muchas de las víctimas deciden callar porque creen que "no va a pasar nada, creen que va a ser inútil e incluso creen que puede perjudicar su trabajo".
El estudio revela que hay menos HSL en un entorno que no admite estos comportamientos o donde cometerlos tiene consecuencias fuertes, claras y transparentes para los hostigadores. "Hemos encontrado que las empresas que tienen una gestión justa, equitativa, que son respetuosas con su personal y que tienen gerencias que ponen en primer lugar la dignidad de las personas en conjunto con la productividad, logran grandes resultados: disminuyen más del doble la cantidad de casos de hostigamiento sexual laboral y reducen enormes costos de productividad", dijo Vara Horna.
Se ha encontrado también los compañeros de trabajo perpetran más HSL que los jefes (poder tácito). "A veces se piensa que el acoso sexual tiene que ver solo con el poder y los únicos acosadores deberían ser los jefes, pero eso no es cierto. Cuando hablamos de poder debemos tener en cuenta que hay un poder formal que lo da la empresa a los jefes, pero también hay un poder tácito que lo da la interacción y la cultura del día a día en las organizaciones. Colegas que tienen cierto nivel de influencia, colegas que tienen cierta llegada a los jefes, colegas que tienen más antigüedad, pueden influir y pueden acosar a sus compañeras", indicó el director de Investigación de la USMP.
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