Este cántico también es usado en las fiestas patronales como símbolo de la devoción y fe en la religión católica
El Alabado es un cántico popular en Cajamarca, usado muchas veces durante el desarrollo de un velorio, este canto se puede escuchar especialmente en la zona rural, y muy pocas veces en la ciudad.
Hay quienes dicen que esta interpretación es una especie de rosario, que busca encaminar las almas de los difuntos, dado que se usa durante los velorios, por ello se podría calificar como sepulcral por el contexto en que se desarrolla.
Los familiares, amigos y allegados de los fallecidos son quienes entonan esta triste canción con la finalidad que el alma del difunto vaya bien encaminado hacia el cielo; y quienes por primera vez lo escuchan, se estremecen.
Este cántico también se usa como una especie de alabanza a los diferentes santos, que son venerados en las fiestas patronales; aquí en Cajamarca, generalmente, los llamados "chunchos" son los encargados de interpretar el Alabado, el mismo que es acompañado de instrumentos típicos, tales como la caja y la flauta, además de un clarín.
El Alabado se puede apreciar claramente en el inicio de una danza peculiar, como es los "chunchos", danza que acompaña a los santos en las diferentes procesiones de las fiestas patronales, pues entonan tristemente el canto “Alabado sea el santísimo, sacramento del altar, y María concebida, sin pecado original…”
El tradicionalista Juan Jave Huangal nos cuenta que el Alabado es una costumbre que llegó a Cajamarca con la conquista española, pero en estos tiempos, esta tradición se puede encontrar, aunque en menor medida, en el distrito de Chetilla, y centros poblados como Porcón y Pariamarca.
“Los españoles enseñaron a los preceptores el Alabado, ellos enseñaron a los campesinos, estos a su vez a sus hijos, hábito que perdura en el tiempo, pues tiene una duración de cientos de años”, finaliza Juan Jave.
Por: Luis Asencio
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