De acuerdo a información de un diario local uno de los detenidos por realizar espionaje telefónico compró los equipos a nombre de la Marina en Washington.
Los equipos de alta tecnología con los cuales se realizaron las interceptaciones telefónicas que resultaron en los casi 100 audios relacionados a presuntos actos irregulares, como los negociados en la concesión de lotes petrolíferos, fueron adquiridos por la Marina de Guerra del Perú, a través de la Estación Naval Alfonso Ugarte, con sede en Washingtoin en junio del 2000.
Según el diario La República, fue el comandante Carlos Tomasio, copropietario de la empresa Business Track, la cual habría servido de fachada para la mafia dedicada al espionaje, quien compró estos equipos cuando se desempeñaba como adjunto de la Agregaduría Naval en Washington.
De acuerdo a dos facturas presentadas a las que tuvo acceso el referido medio, los equipos tuvieron un valor de 110 mil dólares y adicionalmente se pagó 8 mil dólares por el entrenamiento en su uso.
Tomasio, afirma el rotativo, admitió ante el fiscal Walter Milla que adquirió dichos equipos para una operación de inteligencia mientras laboraba en Estados Unidos.
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