El Ejecutivo y el Congreso comparten una doble responsabilidad que no pueden descuidar: la lucha contra la pandemia y la reactivación económica.
Conseguido el voto de confianza para el gabinete de Guido Bellido, se deben evitar dos errores opuestos: 1) Que el gobierno actúe como si sus acciones y sus integrantes contaran verdaderamente con la confianza de la población. 2) Que el Congreso prolongue al infinito la prioridad que algunos quieren dar a censuras e interpelaciones. Lo que no quiere decir que no debamos tomar muy en serio las investigaciones judiciales en curso hasta descartar dos acusaciones igualmente inaceptables en funcionarios públicos: la corrupción y la complicidad con el terrorismo.
El Ejecutivo y el Congreso comparten una doble responsabilidad que no pueden descuidar: la lucha contra la pandemia y la reactivación económica. La política no se reduce al conflicto con los adversarios, sino consiste sobre todo en la acción permanente por la salud pública y la generación de riqueza y empleo. Una expresión de esas dos prioridades la veremos en el presupuesto que el Ejecutivo presente al Congreso. Ahí se sabrá cuáles son las verdaderas prioridades, qué sectores aumentan sus partidas y cuáles tendrán que resignarse a funcionar con menos recursos.
El presidente Castillo y el primer ministro Bellido han anunciado grandes obras de infraestructura, en particular para garantizar la conectividad física y digital en nuestro accidentado territorio. El ministro de Economía ha adelantado que se harán ajustes tributarios, sin perturbar la estabilidad macroeconómica ni disuadir la inversión privada. Los inversionistas y los empresarios esperan decisiones claras. Del esfuerzo emprendedor y la credibilidad macroeconómica depende que se generen puestos de trabajo, que crezca la demanda y que no sigan subiendo los precios.
Las cosas como son
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