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Adultos que retoman el colegio: ¿Qué pasó con la Educación Básica Alternativa en pandemia?

La educación básica alternativa (EBA) es una modalidad de estudios ofrecida a personas que ya superaron el rango de edad para ingresar a un colegio.
La educación básica alternativa (EBA) es una modalidad de estudios ofrecida a personas que ya superaron el rango de edad para ingresar a un colegio. | Fuente: Andina

El Ministerio de Educación ha adecuado mecanismos similares a los de la modalidad regular. Sin embargo, no todos los centros cumplen realmente con lo que cada estudiante espera.

“Busque en internet”. Esa es la respuesta que una mujer de 39 años -a quien llamaremos Lina- ha recibido en varias ocasiones por parte de sus profesores. Lina cursa desde agosto el primer grado de secundaria en un centro de educación básica alternativa (CEBA) que, debido a la pandemia, está brindando el servicio a distancia. Según nos mostró, lleva nueve materias en total y cada profesor envía archivos en formato PDF por un grupo de WhatsApp, donde hay unos 45 alumnos matriculados. Ella siente que el servicio no es el prometido.

“No nos mandan audios ni dictan la clase. No tenemos explicaciones. Solo nos dicen que leamos y que respondamos las preguntas de la tarea. Una vez, las preguntas que tocaban no tenían que ver con el tema o yo no entendía. Entonces, llamé al profesor y le pedí que me explique. Y lo que me dijo fue que mirara en internet, que en internet hay mucha información y que ahí puedo encontrar. En matemáticas, por ejemplo, tengo muchos problemas para entender”, detalló la estudiante a RPP Noticias.

Lina había dejado el colegio a los 13 años. Hasta el 2018, ya en su adultez, llevaba clases nocturnas, pero las pausó por razones personales y de trabajo. Este año, vio un anuncio por Facebook sobre un CEBA público que le garantizaba terminar dos grados en dos semestres de manera online. Era una nueva oportunidad para retomar sus estudios básicos. Pero, como nos comentó, no está aprendiendo. Inclusive señala que los profesores no informan a ninguno de los alumnos sobre notas o progresos, así que ella no tiene idea de si pasará bien el semestre. En enero, tendrá un examen final para aspirar al segundo grado de secundaria.

Parámetros que no siempre se cumplen

Verificamos la historia de Lina y pedimos una entrevista con María Diez Hurtado, directora de Educación Básica Alternativa del Ministerio de Educación. Su oficina responde a una dirección general, que a su vez se enfoca en educación intercultural bilingüe y servicios educativos en el ámbito rural del país. Diez Hurtado enfatizó en que el caso es perfectamente denunciable y que la responsabilidad de fiscalizar lo que ocurre en el CEBA donde estudia Lina parte de la UGEL -la Unidad de Gestión Educativa Local- a la que corresponde.

“También se puede llamar directamente al Ministerio de Educación. Nosotros recibimos los reclamos, damos la llamada a los especialistas de la UGEL correspondiente y les informamos que hay estudiantes matriculados que no reciben clases. Entonces, ellos tienen la obligación de verificar qué sucede y, si amerita sanción la institución, pues se tiene que dar”, dijo la funcionaria para este informe.

¿Cuál debería ser el estándar del servicio en los CEBAS públicos y privados en plena pandemia? Así como en la modalidad de educación básica regular, que tiene el programa “Aprendo en Casa” y directrices de clases virtuales, los centros de educación básica alternativa también cuentan con mecanismos similares. Diez Hurtado nos explicó que está habilitado “Aprendo en Casa” por radio para adultos en el nivel primaria de lunes a viernes y de 5:00 a 6:30 p.m. con contenido de matemáticas, comunicación y ciencias. En el caso de secundaria, a la que se le denomina ciclo avanzado, se comprimen cuatro grados en lugar de los cinco que llevarían los adolescentes de la modalidad regular. Para el ciclo avanzado, la estrategia de “Aprendo en Casa” publica en la página web del Minedu sesiones y material para los estudiantes, además de orientaciones para los profesores.

Consultada sobre la medición del acceso de las personas a este material, María Diez Hurtado respondió: “Sabemos que muchos [estudiantes] no tienen acceso a la web.  Entonces, se ha estado trabajando en asistencias técnicas con los maestros de los 834 CEBAS públicos del país para que bajaran el material del aula virtual de ‘Aprendo en Casa’ y lo puedan hacer llegar a sus estudiantes vía teléfono [WhatsApp u otra herramienta de mensajería móvil]. Sabemos que la mayoría de los estudiantes tienen acceso a un teléfono inteligente. Y eso nos ha ayudado a tomar la decisión de que los docentes se vinculen con los estudiantes a través de aplicativos”.

La funcionaria del Minedu sostuvo, además, que unos 57 CEBAS proveen clases especialmente adaptadas para estudiantes con acceso a computadoras o tablets a través de la página Perú Educa. Según remarcó, un 20% de los estudiantes bajo la modalidad básica alternativa tiene alcance a estos dispositivos. Dijo también que se está trabajando en mejorar y extender estas condiciones, adaptándolas para móviles hacia el 2021.

Aún se desconoce cuántos estudiantes dejaron sus CEBAS en estos tiempos de pandemia

De acuerdo con cifras de la plataforma ESCALE -Estadística de la Calidad Educativa- del Minedu, hasta el cierre del 2019, se contabilizaron 215 176 personas matriculadas en diferentes CEBAS del Perú. De ellas, 149 751 habían recurrido a CEBAS del Estado y las 65 425, cursaron en CEBAS privados. Entre los 834 CEBAS públicos que operan a nivel nacional, trabajaban 12 876 profesores. Aunque solo 98 de ellos lo hacían en zonas rurales.

Hace unas semanas, el Minedu informó que cerca de 230 mil estudiantes -entre primaria y secundaria, y en la modalidad básica regular- no se matricularon este año. En cuanto a los estudiantes de CEBAS aún no se tiene una estadística al respecto. María Diez Hurtado, del Minedu, indica que estos números estarían disponibles a finales de 2020. No obstante, precisó que el término “deserción” responde a casos de estudiantes que no se matriculan en dos años continuos y que, por tanto, aún es muy pronto afirmar que la disminución de matrículas en el 2020 implica un abandono definitivo de las aulas.

“En este momento, no sabemos cuántos estudiantes [de CEBAS] no han podido conectarse. No lo sabemos. A fin de año, vamos a poder identificar cuántos están concluyendo y cuántos van a necesitar la recuperación de verano, por ejemplo. No es posible dar una cifra exacta ahora, pero con las nóminas y las actas de evaluación a final de año si lo podremos hacer”, indicó la funcionaria.

En paralelo a las personas que reciben educación básica alternativa, el Ministerio de Educación tiene otros grupos en el radar: las personas que se retiraron por completo de las aulas y que hoy serían candidatas a acoplarse a la modalidad CEBA. También están las personas que nunca recibieron educación; las llamadas “analfabetas”. En el primer grupo, sostiene Diez, se ha identificado un estimado de 1 millón 300 mil y, en el segundo, otros dos millones.

Paul Neira Del Ben es especialista en Enseñanza y director de la organización The Learning Factor, además de comisionado de Educación de la Confiep. En entrevista para este informe, señaló que existe un desfase entre la oferta y la demanda en el plano de la educación básica alternativa. De acuerdo con Neira, la cifra sería más alta que la que ha identificado el Minedu.

“La cantidad de potenciales estudiantes que tendríamos que atender versus la capacidad de lo que atendemos es claramente un problema serio y eso no solo tiene consecuencias directas para las personas que no llegan a la educación completa o al primer nivel de educación, sino que también tiene consecuencias indirectas que forman un ciclo en la vida de estas personas y, en general, en la sociedad. Me refiero a la evidencia de que quienes sí logran terminar su educación básica regular tienden a tomar mejores decisiones, tienden a acceder a mejores puestos de trabajo, a mejores ingresos y también a mejores servicios de salud. Entonces, si tomamos en cuenta a las millones de personas que han interrumpido indefinidamente sus estudios o nunca han accedido al sistema educativo, es posible notar que su día a día resulta mucho más problemático y su futuro más inestable”, sostuvo Neira.

La calidad: otro tema imprescindible, además del acceso

Lina, la estudiante de CEBA que declara para este artículo, nos mostró el material que uno de sus profesores había enviado al grupo de WhatsApp de su aula. Se trata de cinco diapositivas con poca información, muchas caricaturas y una tarea final que consiste en dos preguntas. Ella nos contó que ha perdido la motivación. No hubo ninguna clase virtual al respecto.

Paul Neira señala que los materiales de clase para estudiantes CEBA deben ajustarse a criterios especiales porque, si bien se trata de personas con poca formación educativa, son también adultos con experiencia de vida, para los que algunos temas se tornan intuitivos o hasta obvios. Si bien se abstuvo de calificar el material de clase de Lina, el especialista nos indicó que el servicio debe ajustarse a las necesidades y perfiles del grupo al que apunta.

“Si orientamos solo el tema de la educación básica alternativa como un puente para completar el nivel del currículo de la educación básica regular, considero que no estamos mandando la mejor señal. En todo caso, lo ideal es orientar este tipo de servicio educativo hacia el trabajo y la certificación de competencias. Eso sería mucho más atractivo para las personas. Lo ideal es que no solo se garantice que están llenando un vacío, sino también que están ganando. Entonces, hay un juego en la estrategia de la articulación en la política pública que tiene que revisarse continuamente”, estima Neira.

En agosto de 2017, a raíz de una demanda que presentaron dos hermanas de Amazonas a quienes la UGEL de su localidad les había rechazado la matrícula a un colegio regular por ser mayores de edad, el Tribunal Constitucional emplazó al Estado a cubrir de mejor manera a la población que requiere el servicio básico alternativo. Se trató de una sentencia de impacto nacional. En ella, el alto colegiado dispuso que, para julio de 2021, el Gobierno debería haber garantizado el acceso a la educación básica alternativa  a personas adultas que se encuentren en condiciones de pobreza extrema y que vivan en zonas rurales.

Consultada respecto de los avances, María Diez Hurtado advirtió que el escenario es complejo, pero que el trabajo no se ha interrumpido con los años. “Lo que estamos haciendo es trabajar con periféricos, que son aulas que salen de la institución educativa y que se movilizan a donde está la población. También trabajamos con círculos de alfabetización. Esos círculos y periféricos pueden funcionar en parroquias, bibliotecas, salones comunales, tambos. Y eso aporta a la necesidad de las personas que viven en localidades aisladas”.

En la línea de la sentencia del TC, Diez asegura que se han implementado mejoras, iniciando por las cuatro regiones más críticas: Amazonas, Huancavelica, Cajamarca y Ayacucho. Sin embargo, admite que la pandemia ha bloqueado los pendientes.

“Nosotros empezamos a trabajar allí [en las regiones señaladas] un plan de acción con el gobierno regional, con la dirección regional, con las UGEL, para identificar cuántos estudiantes necesitan el servicio y en eso estamos. Desgraciadamente, la pandemia nos detuvo este año porque lo que queríamos era organizar que cada CEBA disponible en las zonas pudiera trabajar como periféricos o como círculos de alfabetización. Ha sido complicado. En este momento, más bien, estamos gestionando articular con las personas del territorio para poder potenciar mejor la cantidad de CEBAS y los tipos de servicio que ellos ofrecen. Estamos analizando, estamos dando por el fortalecimiento, asistencia técnica a los CEBA y, a su vez, para que empiecen a atender y a captar a mayor público posible”, declaró.

Periodista.

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