El histórico líder cubano se hizo famoso por su rol al frente del gobierno de su país durante casi 50 años, pero antes tuvo un breve paso por Hollywood.
Años antes de liderar el movimiento que lo llevó al poder en su natal Cuba y casi seis décadas antes de su muerte, Fidel Castro tuvo una par de roles como extra en Hollywood, la industria cinmatográfica de Estados Unidos, país que sería su máximo enemigo.
Según consta en la popular web IMDB, la cual consigna los créditos de las de películas y actores de Estados Unidos, Fidel Castro tuvo dos pequeños roles en dos películas norteamericanas, en ambos casos como extra. Por aquellos años, Castro era estudiante en la Universidad de La Habana. El primero fue en Easy to Wed (Qué siga la boda), una comedia de 1946 ambientada en México y dirigida por Edwar Buzzel, Edward Segwick y por el mítico Buster Keaton, estos últimos dos sin créditos. Una de las protagonistas fue la popular actriz cómica Lucille Ball, antes de protagonizar la comedia televisiva I Love Lucy. El rol de Castro es el de un extra al lado de una piscina y sin créditos.
El segundo rol fue en Holiday in Mexico (Festival en México), un musical del mismo año también ambientado en tierras aztecas. Nuevamente fue un extra y no recibió créditos. Ese fue el fin de la breve carrera hollywoodense de Castro, pero no fue su último episodio en el cine: fue el objeto de más de 50 documentales y especiales de televisión sobre su gobierno, entre ellos el de Comandante (2003) de Oliver Stone, y apareció como personaje en películas como Che de Steven Soderbergh (2008), donde fue interpretado por el mexicano Demián Bichir.
Personaje polémico. Tras su breve paso por Hollywood, Castro se centró en los estudios y comenzó a destacar como activista universitario. Este sería el germen de las convicciones políticas que lo llevarían, en 1959, a ser gobernar Curba por los próximos 47 años. Fue el líder de la Revolución Cubana y una figura estelar del comunismo y la Guerra Fría en el siglo XX, pero también fue un dictador que estuvo 47 años en el poder, desde 1959 hasta su renuncia en 2006.
Sus defensores lo elogian por haber derrocado a Fulgencio Batista, su resistencia ante la hegemonía de EE.UU. en Latinoamérica, por el desarrollo del deporte, la medicina y la educación de su país. Sus críticos y los millones de cubanos que huyeron de la isla durante su régimen lo acusan por su totalitarismo, la opresión y persecución, los ataques a la libertad de expresión, las ejecuciones que cometió en su régimen y por sumir a la isla en la pobreza y el retraso tecnológico.
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