El sumo pontífice no duda en acercarse a los reporteros que cubren sus viajes y actividades en el Vaticano y alrededor del mundo.
Desde el comienzo de su pontificado, el papa Francisco ha tenido una relación destacada con los periodistas. Verlo interactuar con ellos se ha convertido en una práctica común en sus viajes y otras apariciones públicas. En cada viaje alrededor del mundo, sus actividades son seguidas por cientos de periodistas y durante sus vuelos, el sumo pontífice suele compartir momentos con ellos.
Yago de la Cierva, periodista experto en temas de la iglesia y docente internacional de la Universidad de Piura, le ha seguido los pasos a los últimos tres papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Él explica que la tarea no es fácil: para la organización del viaje, tanto las autoridades como la Iglesia Católica deben cuidar todos los detalles. “Una parte corresponde al Vaticano, la de los contenidos, y la otra es la preparación de la nación a visitar. Lo más importantes no es lo que hace el Estado, sino cómo se prepara el país. Allí el papel fundamental lo desempeña la Iglesia”.
Mandamientos. A Francisco no le gustan los protocolos y cada vez que puede, los salta. Los vuelos en avión del sumo pontífice con la prensa se convierten así en momentos particulares. “Si hay un momento especial en la vida del periodista es que cuando viaja con el papa, en la ida él no da una rueda de prensa, pero sí tiene un encuentro con cada uno. Va pasando fila por fila y saluda uno por uno. Es una relación personal. A la vuelta sí da la conferencia, pero le interesan sobre todo las personas”, explica De la Cierva.
El papa estableció en 2016 tres ‘mandamientos’ que todo periodista debe tener en cuenta: amor a la verdad, vivir con profesionalismo y respetar la dignidad humana. Esto implica que un reportero que tenga como misión cubrir información sobre el papa debe estar muy bien preparado. “Prepararse sobre el papa, la Iglesia, las ceremonias. Hay que sabe, si uno no va a misa, qué es lo importante. Interesa también conocer el otro lado: no solo pensar en el papa, sino en la gente”, cuenta el docente de la Universidad de Piura.
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