El hombre, que creía que el hombre de origen latino traficaba droga, se hizo pasar por un agente de la Patrulla Fronteriza, ingresó a su casa y lo mató junto a su hija.
La Corte Suprema del estado de Arizona (Estados Unidos), fronterizo con México, confirmó este jueves la pena de muerte para Jason Bush, acusado del asesinato en 2009 de un hispano y de su hija de 9 años, en la población de Arivaca. La corte rechazó los argumentos de la defensa, que alegó que Bush no tuvo un juicio justo ya que no se consideraron sus problemas mentales ni su pasado problemático al momento de sentenciarlo.
En su decisión, que no fue unánime, la Corte Suprema también mantuvo el veredicto de culpabilidad en contra de Bush. De acuerdo con la Fiscalía, Bush formó parte de un plan organizado por Shawna Forde, una de las fundadoras del Cuerpo de Defensa Civil Minuteman, un grupo civil integrado por hombres fuertemente armados que vigilaban la frontera de Arizona y alertaban a la Patrulla Fronteriza sobre la presencia de grupos de inmigrantes indocumentados.
El crimen
La idea de Forde era robar a personas que se dedicaban al narcotráfico para poder financiar sus operaciones de vigilancia en la frontera y pensaron que en la casa de las víctimas había drogas y dinero. Para esto, reclutó a Bush y a un tercer involucrado, identificado como Albert Gaxiola, para este propósito.
Con armas y haciéndose pasar por agentes de la Patrulla Fronteriza, los tres entraron a la vivienda y asesinaron a tiros a Raúl Flores, de 29 años, y su hija Brisenia, de 9 años. La única sobreviviente del ataque fue Gina Flores, madre de la menor, a quien también trataron de asesinar, pero quien pudo defenderse disparando e hiriendo a Bush. Forde y Bush fueron sentenciados a la pena de muerte, mientras que Gaxiola fue sentenciado con dos cadenas perpetuas.
EFE
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