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Perú vs Holanda | La 'Naranja Mecánica' y el hermoso arte de perder finales

Johan Cruyff durante el Holanda vs. Uruguay en Alemania 1974.
Johan Cruyff durante el Holanda vs. Uruguay en Alemania 1974. | Fuente: Andina

La Selección Peruana inicia su larga preparación para clasificar a Qatar 2022  ante una selección caracterizada tanto por su fútbol innovador como por sus derrotas en las finales de tres mundiales.

Por Juan Carlos Vizcarra


El fútbol está lleno de frases hechas que se repiten sin pensar para sostener juicios críticos y que cuando se analizan carecen de valor. Una de ellas es la que suelen repetir los fanáticos del éxito: Nadie se acuerda de los segundos. Solo vale el primer lugar.

Holanda, el rival de Perú de este jueves, ha sido la excepción a esa “regla”. Su actuación en el mundial de Alemania ‘74 le valió ser recordada por encima del campeón porque provocó una revolución futbolística jamás vista sobre un campo de fútbol.

Para muchos hablar de Holanda es revivir un fracaso, En muchos idiomas ni siquiera se usa el término subcampeón: es el perdedor de una final, el segundo lugar. Holanda es la supervivencia del que nunca ganó un mundial (acumulan tres finales perdidas ‘74, ‘78 y 2010) pero cada vez que se le recuerda provoca fascinación.

El fútbol total

La perfección no existe, pero el “fútbol total” que propuso Holanda con la “Naranja Mecánica” fue lo más cercano a ella. Cuando tenía que recuperar el balón lo hacían en treinta metros, así inventaron la presión adelantada. Sus jugadores salían a toda velocidad, como lobos hambrientos buscando su presa. Los rivales (Brasil, Argentina, Uruguay...) no entendían nada, giraban y le caía uno, dos, tres, cincuenta. Cada rival con el balón en sus pies era para los holandeses una Caperucita.

Quique Wolf, comentarista de ESPN, los enfrentó y aún sigue sorprendido: “Nunca vi nada igual. No había cómo frenarlos. Atacaban con 7 y defendían con los 11. Te mataban marcando y cuando la tenían, se desmarcaban todos. Siempre nos superaron numéricamente, en toda la cancha”

Una vez conseguido el balón, empezaba el segundo acto, la demostración estética del movimiento constante como un ballet clásico. En ese equipo no había defensores, no había volantes, no había delanteros. No había posiciones fijas, los defensores centrales podía llegar al área rival o el 9 haciendo las veces de un marcador de punta.

Holanda revolucionó el patrón de juego existente hasta ese momento, porque intercambiaba las posiciones dentro del campo sin importar si uno era delantero o defensa, lo cual despeinaba a los entrenadores ortodoxos: ¿A quién marcar cuando el 10 naranja, el creativo, jugaba de líbero? ¿Qué hace el marcador de punta jugando de puntero? Todo era un torbellino, de movimientos, toques, diagonales, engaños, a mil por hora.

Óscar Washington Tabárez, el entrenador de Uruguay, comentó que en un encuentro con Rinus Michels, el entrenador y creador de la ‘Naranja Mecánica’ dijo: “Los holandeses no sentimos el fútbol si no es tocando”.

De Cruyff a Van Basten

Estas ideas que sacudieron el fútbol no se podrían haber llevado a cabo sin Johan Cruyff. El cerebro, que llevaba el número 14 -hasta en eso marcó una diferencia-, era el futbolista ideal para desarrollar este sistema de juego. Tenía visión, gambeta, cambio de ritmo, velocidad al espacio. Capaz de llegar al área sin que el contrario tocase el balón en la final de un Mundial. Cruyff podía jugar de lo que sea en una calle empedrada de Ámsterdam o en los bosques de la Selva Negra en Alemania, con igual eficacia y belleza.

Así empezó a ser reconocida Holanda, por la esencia misma del futbol: antes que nada es un juego. Y el ADN de jugadores  como Krol, Neeskens, Cruyff, Rep, Hann, Van Hanegem empezó a viajar en el tiempo llevando material genético que contenía la información necesaria para seguir prolongando una herencia llena de buen fútbol.

En 1988 el mundo volvió a detenerse, otra vez al frente de Holanda estaba Rinus Michels, pero había nuevos interpretes y el árbol de naranja volvió a dar buenos frutos. Ahora llegaba el turno de Koeman, Rijkaard, Gullit, Van Basten, Vouters. Ganaron la Copa de Europa jugada en Alemania. Se tomaron una pequeña revancha de la final de 1974 y eliminaron al local en una de las semifinales.

Cuando llegó la final con Rusia, los holandeses volvieron a provocar admiración brutal por su juego de siempre. Pero esta vez levantando una copa. Marco van Basten estampó su firma en esa final, con uno de los mejores goles de volea de todos los tiempos. Cerca de la línea final y a unos  metros del corner, el delantero holandés fue capaz de impactar con su empeine derecho un balón cruzado que viajó por encima de la humanida del arquero Rinat Dasaev.

Holanda, después del  Mundial 1974, perdería nuevamente la final en el Argentina 1978. Y muchos años después, en Sudáfrica 2010 volvería a dejar para una oportunidad para alzar la Copa del Mundo. Ha tenido jugadores brillantes en los últimos años: Van de Sar, Van der Vaart, Robben, Van Persie, Sneijder. También tuvo técnicos ganadores con sus clubes como Michels, Hiddink y Van Gaal. Sin embargo el éxito que se le reclama a Holanda aún sigue sin aparecer

Una nueva naranja

Este jueves Perú va a enfrentar a una Holanda que, al igual que nosotros, ha iniciado el camino de la renovación. A los 'naranjas' los sostiene una historia que no deberían abandonar. Esa que los une a la búsqueda de la belleza del juego, porque están aquellas selecciones que minimizan su relación con el balón y en nombre de la obsesión por los títulos allana cualquier camino recurriendo a la practicidad.

Por suerte al mundo del fútbol le quedan ideas holandesas como las de Johan Cruyff: Al fútbol siempre debe jugarse de manera ofensiva, atractiva... debe ser un espectáculo.

Ojalá que algún día esta se convierta en una frase hecha.

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