"Tenemos que alcanzar consensos" [COLUMNA]

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El presidente Martín Vizcarra aprovechó ayer su conferencia de prensa para reiterar su exhortación a buscar consensos sobre las políticas sanitarias, económicas y laborales que van a determinar el futuro de nuestro país. El objetivo es salir del “estado de hibernación en el que estamos para recuperar el próximo año la normalidad”. Es natural que haya discrepancias sobre programas inéditos que significan grandes inversiones. También es natural que no sea fácil llegar a acuerdos que preserven los equilibrios entre el poder central y las regiones, entre la salud y la economía y entre las empresas y los trabajadores. Pero no hay alternativa al diálogo.

Todos deberíamos estar motivados por la búsqueda de soluciones justas que supongan repartir los sacrificios de manera equitativa. Por eso resulta lamentable que hayan circulado especulaciones y rumores sobre las intenciones ocultas de Vizcarra de aprovecharse de las modificaciones del calendario electoral para permanecer en el poder más allá del 28 de julio del próximo año. El presidente ha negado esa posibilidad, reiterando que cumplirá la norma que lo prohíbe, y también su promesa de respetar el período constitucional. Es posible que haya todavía pequeños sectores políticos empeñados en desacreditar al presidente, aunque cada vez resulta más difícil creerles.

La mayoría de dirigentes sindicales reprochan al gobierno “estar sometido a los intereses de la CONFIEP”. Y rechazan que el gobierno movilice recursos públicos en beneficio de empresas que no hagan esfuerzos para evitar el despido o cese de los trabajadores. Algunos contrastan el caso peruano con el anuncio hecho por el presidente de Chile, quien ha logrado un acuerdo con los principales bancos para que la tasa de interés del crédito a las empresas, garantizado por el Estado, sea de 0%. Piñera ha destacado en su programa de rescate a las micro, pequeñas y medianas empresas. Y afirma que el programa debe ser ejecutado por los bancos de manera “masiva, expeditiva y estandarizada”.

La salida del confinamiento será gradual y diferenciada según las regiones y los grupos etarios. En algún momento habrá que utilizar, como en otros países, certificados de inmunidad y recursos digitales para monitorear el movimiento de los contagiados. El día de ayer, un grupo de ciudadanos intentó marchar a pie hacia Huancavelica y tuvo que ser detenido en la provincia limeña de Huarochirí. El régimen actual de inmovilización faculta a las autoridades a realizar pruebas para evitar que los viajeros lleven el virus a localidades en las que no existen casos. Es una buena práctica que el distrito limeño de Miraflores esté sometiendo a pruebas a sus funcionarios. De los 310 que han sido examinados, 41 han dado positivo. La proporción se acerca al 15%, pero es cierto que se trata de serenos, fiscalizadores y trabajadores de la limpieza que han tenido más ocasiones de contagio que la media nacional.

En el plano internacional, resulta penoso ver en Estados Unidos que, en plena expansión del número de muertos, la polarización entre los pro y los anti Trump desvía la atención de los temas de los que dependen la vida de la gente. En vez de coordinar una política común entre los Estados y el gobierno federal, se ha producido una polémica sobre los poderes del presidente. Por su parte Donald Trump ha decidido suspender la contribución de su país a Agencia de la ONU encargada de la Salud, la OMS, nada menos que 2,000 millones de dólares en dos años. Trump reprocha a la OMS el haber silenciado información temprana para no irritar a las autoridades chinas. Cada día está más claro que ni el presidente de China ni el de Estados Unidos evaluaron con acierto las amenazas y se demoraron en tomar decisiones que hubieran salvado vidas humanas. Por deficiente que sea, la OMS posee una larga experiencia en la gestión de crisis sanitarias en todos los continentes. Y cofinancia, con el apoyo de filántropos como Bill Gates, cientos de investigaciones sobre medicamentos y vacunas, que necesitamos cuanto antes.

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