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AFHS: Peter quiere dejar la casa Maldini pero da marcha atrás

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Carlos Cabrera no deja sola un momento a Francesca lo cual pone celoso al fiel mayordomo quien vuelve sufrir un acceso de furia frente a Socorro.

Teresa sale de su casa y dice “Solo hay lugar para un Manu” y arroja a su conejo gigante de peluche con tal suerte que le cae encima a Monserrat arrojándola al suelo. “¡Volviste!”, dice la dondella y lo abraza.

Lucifer le dice a Débora Dora si no tiene ganas de comer algo a esa hora de la mañana y entonces saca un enorme sándwich mientras su compañera saca un par de ramas de apio. “Eso es comida de conejos. ¿No comes nada más?”, le pregunta. “Sí, una lechuguita y dos tomatitos”, responde. Pero al final cede a la tentación y le da un mordisco al sándwich. “Mmmmm, mmmm, mmmm, qué es esto!”, dice totalmente impresionada. Pero en eso llega Miguel Ignacio y les dice que no estará para nadie. “Francesca me botó de la casa y debo proteger mis intereses. No estoy para nadie”, dice y a la vez cancela una reunión que había buscado por meses. Lucifer se da cuenta y sale corriendo de la oficina rumbo a la casa de Francesca. Las amigas conversan y Lucifer le aconseja que se relaje. “Peter, mi cognac”, ordena pero entonces aparece Carlos con una copa recién servida. “Está delicioso”, dice Francesca mientras Peter está estático. “Es que le puse un toque de anís”, responde Carlos.

Tito llama a Pepe y le pide volver a su puesto. Se vuelven a encontrar y el recibimiento es frío pero de pronto es sorprendido por los pasajeros que sacan una piñata y se arma la fiesta. De pronto aparece un policía. “¡Documentos!”, ordena. “Pero jefe estábamos celebrando que he recuperado mi trabajo. Lo estamos haciendo sanamente”, dice Tito. “¡Sorpresa!”, exclama el policía y le entrega una torta. “Pero ¿cómo pudieron hacer todo esto?”, pregunta Tito. “¡En una luz roja!”, le responden todos.

Miguel Ignacio está en su oficina en la constructora y le dice a Débora Dora que instalará una carpa porque no puede volver a su casa. Y le pide que lo ayude a inflar un colchón con un inflador que parece estar defectuoso. Recibe la llamada de Raúl quien le cuenta de sus preocupaciones por todas las preguntas que le ha hecho Viviana. “Dile cualquier cosa. Nosotros tenemos un pacto, no lo olvides”, le dice Nachito y Débora Dora le informa que ya solucionó el problema del colchón. “¡Caramba! Parece que usted es experta en colchones”, le comenta.

Socorro y Peter conversan. Ella se alegra de que Francesca haya reaparecido. Y entonces el mayordomo le pregunta si pueden retomar su relación y salir en la noche. “Pero ¿no te tienes que quedar a cuidar a tu madam?”, pregunta ella. “No, está el doctorcito, él se va a quedar, ese gigoló de quinta, pero lo voy a desenmascarar, a ese miserable”, dice subiendo el tono cada vez más a tal punto que termina gritando fuera de sí. Al final Socorro lo hace salir de su casa.

Teresa y Manolo está en el chifa pero la innombrable le envía constantes mensajes al celular pidiendo verlo. Manolo duda pero al final decide quedarse con Teresa.

Viviana insiste en que Raúl le diga la historia real de su secuestro. “Dime la verdad por más cruda que sea”, le pide. Y Raúl está a punto de hablar pero de pronto se tapa la boda y sale corriendo. “Tenemos un pacto, tenemos un pacto”, dice mientras corre por la calle. De pronto cinco hombres que llevan máscaras de soldador le cierran el paso. Todos dejan que les vea el rostro. Raúl está extrañado pero luego se da cuenta que está en la calle Pacaritambo y con los hombres a los que describió como los secuestradores que lo retuvieron. Al final ellos lo toman y lo meten en la maletera de un auto. “No los conozco, no los conozco”, alcanza a decir. “Eso no fue lo que vimos en televisión”, le dicen antes de introducirlo en la cajuela del auto.

Carlos y Francesca está en el dormitorio de madam y Peter llega llevando una pizza que el doctor mandó comprar. Peter está totalmente abatido por lo que Francesca le pide a Carlos que salga porque desea hablar con Peter a solas. “Siéntate, somos amigos, agradezco tu lealtad, eres mi mayor aliado en esta casa. Cuando Carlos me rescató y tuve que planear todo con mucho detalle. Y no te llame porque sé cómo guardas los secretos. No te preocupes que todo volverá a ser como antes”, le dice madam. “No creo que todo vuelva ser como antes”, responde Peter y abandona la habitación. Se dirige al aposento de Fernanda. “Señorita Fernanda, he tomado una decisión y quiero que sea usted la primera en saberlo. Mi labor en esta casa terminó”, le dice a la joven que lo mira asombrada. “Es hora que emprenda nuevo rumbos. Espero que respete mi decisión. Madam ya no confía en mí. Si tan solo me hubiera hecho una llamada para saber que estaba viva”, le dice. “¡Me parece o estás celoso de Carlos Cabrera?”, le pregunta Fernanda. “¿Celoso? Madam siempre confió en mí pero creo que ya no me necesita”, responde “¿Y nosotros qué, Peter?”, le pregunta.

Raúl está dentro de la maletera del auto de las personas que lo están llevando sabe Dios dónde. Logra llamar a Viviana pero ella no lo toma en serio y en eso se corta la señal. Viviana no le cree en absoluto. “Me corta la llamada para hacerme pensar que se le fue la línea", dice y pone el teléfono a un lago.

Fernanda le pide a Peter que no se vaya, que lo haga por ella. “Ustedes han sido mi familia durante todos estos años, sus alegrías han sido las mías. Cómo abandonarlos. Me quedo señorita Fernanda”, le dice a la joven que estalla de alegría.

Teresa y Manolo vuelven a casa. “Oh, el amor es maravilloso”, dice. “Tienes un brillo especial en los ojos”, le dice Charo. “Es el brillo de la unión de dos corazones que se aman”, le responde.

Francesca llega a la constructora y le exige a Migue Ignacio que abandone la oficina pero él se niega. “Hace mucho tiempo que no tienes poder de decisión aquí así que te sugiero que salgas por esa puerta o mandaré a que hagan sacar”, la amenaza. “Antes era una mujer sola que no tenía quien la proteja pero eso terminó. Así que o sales de la oficina o te haré sacar”, le dice a su exyerno mientras Carlos Cabrera le toca el cristal desde fuera de la oficina.

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