La Mirada de tiburón le dice que deje todo en sus manos aunque la novia de Miguel Ignacio solo quiere que no estén el día de su boda.
Rubí llega a la prisión para contarle a su madrina que sus planes de boda van viento en popa. “Cómo me gustaría estar en tu matrimonio”, le dice. “Sí madrina, una pena. Pero después te traeré el video”, le ofrece. Luego la madrina va en busca de una gaseosa para su ahijada.
Cuando se quedan solas, Rubí le manifiesta su malestar a Claudia, la mirada de tiburón. “Todo está bien pero Miguel Ignacio ya sabe que la florista es mi madre. Y encima mi hermana vende sánguches en la constructora. Tengo miedo que me arruinen el matrimonio. Miguel Ignacio dice que me quiere igual pero yo no estoy segura. Mi hermana siempre me ha tenido envidia”, le confía.
“¿Quieres que las desaparezca? Déjalo todo en mis manos, yo me encargo”, le promete Claudia. “Solo quiero que no estén el día de mi boda. Ya después no me importa”, responde Rubí un poco asustada por la forma en que Claudia la mira y porque sabe que muy probablemente la Mirada de tiburón querrá cobrarse el favor.
Comparte esta noticia