El sueño al igual que el ejercicio y la buena nutrición debe formar parte de un estilo de vida saludable, porque contribuye a la recuperación de la salud física y psicológica.
Dormir bien es un indicador de salud. Por ello, las personas que duermen mal o poco sufren diversas alteraciones en su sistema inmunológico, siendo más propensas a infecciones, resfriados y al estrés, así lo advirtió el doctor Román Alfredo Cjuno, neurólogo de los hospitales del Sistema Metropolitano de la Solidaridad (Sisol).
Además, acelera el proceso de envejecimiento y la acumulación de grasa, provocando obesidad; y favorece la hipertensión sanguínea, generando alteración es nerviosas, depresión, agresividad y problemas psiquiátricos graves.
“El sueño al igual que el ejercicio y la buena nutrición debe formar parte de un estilo de vida saludable, porque contribuye a la recuperación de la salud física y psicológica, además es el momento en que se procesa la información recopilada durante el día y recuperamos a través de este nuestras energías”, precisó el especialista.
Agregó que son diversas las causas por las que el paciente no duerme adecuadamente y todas sus horas. Entre estas se encuentran los eventos transitorios causados por el estrés o de tipo psiquiátrico cuando su causa es emocional como la depresión.
Otras son las enfermedades como la artritis y ulceras gástricas, así como el consumo de sustancias que afectan la conducta ya sea el alcohol, cafeína, té, drogas, etc.
Cjuno manifestó que algunas personas necesitan dormir más tiempo que otras, sin embargo existen rangos de horas por edades. Por ejemplo, los lactantes deben descansar aproximadamente 15 horas al día; los niños en edad escolar, 10 horas; los adolescentes, 8 horas; y los adultos, entre 6 y 8 horas.
En el caso de los adultos mayores, por las características propias de su edad, el sueño se vuelve fragmentado. Durante el transcurso del día deben dormir en total entre 8 a 10 horas diarias.
Recomendaciones
- Mantener un horario regular para acostarnos y levantarnos.
- Evitar cenar alimentos pesados antes de dormir, ni bebidas energéticas o que contengan cafeína.
- No fumar ni beber alcohol. Son estimulantes que nos mantendrán despiertos, además disminuyen el oxígeno que debe llegar a nuestro cuerpo y nos impedirán descansar completamente.
- Tomar un baño caliente con manzanilla y algunas sales nos calman y preparan al cuerpo para el descanso.
- Evitar trabajar en la cama o en nuestro cuarto, esto le da a nuestro cerebro un lenguaje equivocado de lo que significa nuestro descanso.
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