Estimulaciones eléctricas en el cerebro reducen síntomas de personas con Parkinson, aunque aumenta riesgos de efectos secundarios, según un estudio clínico.
Las estimulaciones eléctricas en la profundidad del cerebro reducen los síntomas de las personas que sufren del mal de Parkinson, aunque este procedimiento aumenta los riesgos de efectos secundarios potencialmente graves, según un estudio clínico.
La coordinación de los movimientos y la calidad de vida de los pacientes que sufren de mal de Parkinson en una fase avanzada, a los que se les implantaron electrodos quirúrgicamente en la profundidad del cerebro, mejoraron notoriamente al cabo de seis meses, explican los autores de esta investigación publicada en la revista de la Asociación Médica estadounidense (JAMA, por su sigla en inglés) del martes.
El 71% de los enfermos cuyo cerebro fue estimulado por electrodos mejoraron en sus funciones motrices, con menos temblores y descontrol de movimientos, contra sólo 32% del grupo testigo que fue tratado con terapias convencionales.
"No obstante, recientes informaciones indican que los efectos secundarios inesperados de la estimulación cerebral profunda (...) pueden tener consecuencias indeseables", indica Frances Weaver, del hospital Hines en Illinois (norte de Estados Unidos) y principal autor del estudio.
El riesgo de sufrir infecciones, problemas en el sistema nervioso o perturbaciones cardíacas o psiquiátricas es 3,8 veces más elevado en el grupo sometido al tratamiento de electrodos que al de otras terapias.
Unos 45 sujetos que recibieron estimulación eléctrica (40%) sufrieron 82 efectos secundarios graves.
El mal de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que causa rigidez muscular, dificultad para iniciar movimientos, falta de equilibrio y lentitud en las acciones voluntarias.
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