Se ha probado que las lecciones de música crean nuevas conexiones cerebrales en los niños de 5 y 6 años.
Geraldo tenía 5 años cuando agarró sus primeras baquetas e improvisó una tonada marcial. Sus profesoras de inicial, sorprendidas por su talento innato, lo vistieron de conejito, le dieron una tarola y lo hicieron guiar la marcha escolar. Desde ese día inició el cambio en el cerebro de Geraldo. Desarrolló redes neuronales particulares y entrenó a varias partes de su cerebro para que trabajen en conjunto: el área frontal para mover las manos, la zona temporal para escuchar y la base del lóbulo temporal para expresar sus emociones en cada uno de los golpes de sus baquetas.
“Experimentar música a una edad temprana contribuye a un mejor desarrollo del cerebro, optimiza la creación y el establecimiento de redes neuronales y estimula los tractos cerebrales existentes” explica la doctora Pilar Dies-Suarez, jefa de radiología del Hospital Infantil de México Federico Gómez. Ella ha dirigido un estudio en 23 niños de 5 y 6 años, donde detecta con exactitud las partes del cerebro que se desarrollan gracias a la enseñanza de música durante nueve meses.
En el estudio, Dies-Suarez comprobó que los niños aumentaron el área de los fórceps menores en la parte frontal del cerebro. Esto es revelador, ya que los fórceps menores forman parte de las áreas del cerebro que están afectadas en los niños con Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad (TDH), por lo cual el aprendizaje de música podría ayudar a los niños que padecen esta enfermedad.
“En el TDH, los neurotransmisores del cerebro están afectados. Los niños que padecen esta enfermedad no pueden crear redes neuronales adecuadas, por lo cual se les hace difícil concentrarse. No pueden mantener una conversación o prestar atención a una clase, porque su mente vuela, cualquier estímulo los desconcentra. Actualmente el TDH es tratado con fármacos. El estudio de la especialista arroja luces sobre cómo podemos complementar esta terapia. Personalmente no creo que sólo con el aprendizaje de música se pueda combatir el TDH, pero puede ser un buen complemento” explica David Lira, director del Instituto Peruano de Neurociencias.
Si bien queda pendiente investigar la relación entre la música y el TDH, sí queda claro que los niños sanos pueden beneficiarse ampliamente de la instrucción musical. “Cuando tocamos instrumentos vinculamos los dos hemisferios del cerebro. Necesitamos el hemisferio izquierdo (el racional) para recordar fórmulas musicales, ejecutar con precisión los movimientos, escuchar con atención y concentrarnos. Asimismo, necesitamos el hemisferio derecho para transmitir la emoción que sentimos y depositarla en nuestras melodías. Activar todas estas áreas desde la infancia generará niños más hábiles a nivel cognitivo, motoro, emocional y social, entre otras habilidades mentales” finaliza Lira.
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