Mundo
El estallido del malestar que se vive en Los Ángeles tuvo su origen el pasado viernes, cuando el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realizó varias redadas en distintos puntos de Los Ángeles que llevaron al arresto de al menos 44 personas en el distrito de Westlake, el centro y el sur de la metrópoli.
En respuesta, una multitud salió a manifestarse en contra de estas detenciones, lo que llevó a Trump a ordenar el despliegue a más de 2.000 soldados de la Guardia Nacional para repeler las protestas y resguardar el edificio federal de inmigración, ubicado en pleno corazón de Los Ángeles.
La bandera de países latinoamericanos, especialmente de México, se han convertido en un símbolo de defensa de las raíces de aquellos a los que Trump quiere expulsar de EE.UU..
Las masivas protestas han desatado de nuevo la tormenta entre los funcionarios demócratas que lideran el estado y el presidente estadounidense, eternos rivales políticos con aristas opuestas acerca de cómo abordar la cuestión migratoria en el país.
Mientras Trump describe a Los Ángeles como una ciudad "invadida y ocupada por inmigrantes ilegales y criminales", las autoridades californianas defienden la riqueza que aporta la comunidad migrante al estado.
Los esfuerzos de las autoridades de California derivaron este lunes en una demanda contra Trump por el despliegue "ilegal" de tropas, un movimiento que, según explicó el fiscal general de California, Rob Bonta, comporta un abuso de la autoridad.