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Dos años después de la infección por la COVID-19, en torno al 55 % de los que fueron hospitalizados aún presenta al menos un síntoma de la enfermedad, según revela un estudio publicado en The Lancet.
La investigación, desarrollada en el Hospital Jin Yin-tan de Wuhan (China), contó con 1 192 pacientes que necesitaron tratamiento hospitalario entre enero y mayo de 2020, al comienzo de la pandemia causada por el coronavirus.
Los expertos siguieron su evolución al cabo de seis meses, de un año y de dos años después de recibir el alta médica.
Esto después de dos años, frente al 68 % detectado después de seis meses. El estudio sugiere que, a pesar de los progresos físicos y psíquicos que efectúan, el estado de salud y la calidad de vida de los pacientes que han pasado la enfermedad tienden a ser peores que los de la población general.
Esta situación afecta sobremanera a aquellos hospitalizados con la COVID-19 de larga duración, que, normalmente, aún presentan al menos un síntoma dos años después del alta, como fatiga, dificultad para respirar y alteraciones del sueño.
El 52 % de los participantes en este estudio -de una media de edad de 57 años en el momento del alta- informó de que la fatiga o la debilidad muscular fueron los síntomas más comunes al cabo de seis meses, frente al 30 % registrado a los dos años.