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Hace cuatro años, Cedric Petit, un amante de la vida silvestre fundó el grupo "Salvar a Bambi" con una simple misión: ayudar a los agricultores a evitar la desagradable sorpresa de encontrar el cadáver de un diminuto mamífero pegado a las ruedas de un tractor o las cuchillas de una segadora.
Petit y sus amigos voluntarios suelen ser llamados antes de la cosecha y, benévolamente, utilizando drones equipados con cámaras y sensores de calor, ubican a los mamíferos extraviados y los trasladan a un bosque cercano.
Su organización, que opera en Bélgica y la vecina Luxemburgo, dice que el año pasado rescató 834 cervatillos, encima de los 353 del año previo.
Su trabajo sigue el ejemplo de Alemania y Suiza, donde grandes redes de voluntarios realizan miles de rescates cada año a lo largo de grandes extensiones de cultivos.