¿Cuál es la importancia del Espíritu santo en nuestras vidas?

Hoy 8 de noviembre, Jesús nos relata una parábola para enseñarnos con claridad a estar preparados para su venida. El Señor nos habla de 10 muchachas, 5 eran necias y 5 eran sensatas. En la Biblia, el necio es aquel que no se preocupa por agradar a Dios, no seamos necios pongamos al Señor en el primer lugar de nuestras vidas

Hoy celebramos la Solemnidad de todos los santos y es un buen día para tomar conciencia que desde el día de nuestro Bautismo estamos llamados a la santidad. Debemos repetir hasta la saciedad que la santidad no es para un grupo de personas privilegiadas sino para todos los cristianos y en la Iglesia tenemos los medios para ser santos.

Hoy 25 de octubre, el Evangelio nos cuenta que un fariseo, es decir un experto en la Ley, pone a prueba a Jesús y le pregunta sobre el Mandamiento principal de la ley. Jesús con claridad responde que lo primero es el Amor a Dios, y en segundo lugar está el Amor al prójimo. En estos dos mandamientos se resumen toda la ley y los profetas. Es decir que todo lo que Dios nos pide en la Sagrada Escritura se sintetiza con una palabra que es el Amor.

Hoy 18 de octubre, Jesús nos enseña con claridad cómo se relaciona la religión con el poder civil. El Señor no cae en la trampa de los fariseos y los herodianos quienes le preguntan sobre si es bueno o malo pagar los impuestos al César. Jesús señala que debemos “dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. En otras palabras, hay obligaciones con Dios y también obligaciones con la sociedad.

Hoy 11 de octubre, Jesús nos cuenta una parábola para enseñarnos que Dios nos invita a todos a participar de su banquete que es el cielo. Y fíjense cómo aquellos que primero son invitados ponen excusas. Cuántas veces nosotros, los hombres, ponemos excusas para no tratar a Dios, cuántas veces ponemos excusas para no vivir con Dios, para no ser amigos de Dios. Cuántas veces nosotros le decimos a Dios: “no hay tiempo para ti”, “estoy ocupado”, “tengo cosas más importantes que hacer”.

Hoy 4 de octubre, el Evangelio nos presenta una parábola de Jesús. El Señor nos habla del dueño de la viña, de una viña, de los inquilinos de la viña, de los enviados por el dueño de la viña, y del hijo del propietario de la viña. Esta parábola es la historia de Israel. Israel es la viña del Señor. Dios envió profetas pero fueron maltratados por aquellos que se creían los dueños del pueblo, pensemos por ejemplo en las persecuciones que pasaron los profetas Jeremías y Ezequiel por parte de la clase religiosa, cuánto sufrieron por decir la verdad. Cuando vino el Hijo de Dios, los dirigentes religiosos se opusieron, pues Jesús les era incómodo

El Evangelio nos habla de dos hijos que tienen dos actitudes diferentes ante una orden dada por su padre, un hijo le dice a su padre que no a trabajar pero al final va, y otro hijo le dice que va, pero al final no va. Son dos formas de comportarnos ante Dios: obedecer o desobedecer. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Somos obedientes a las exigencias de nuestro Padre Dios? ¿Obedecemos lo que Dios nos pide?

El Señor nos muestra que el Evangelio tiene otra lógica. Dicho en otras palabras las matemáticas no funcionan para Jesús. El Señor nos cuenta una parábola, donde todos los trabajadores reciben la misma paga, un denario, pero trabajaron diversas horas, unos empezaron al amanecer, otros a media mañana, otro a mediodía, otros a media tarde, otros al caer la tarde. Son diferentes cantidades de horas, 8, 6, 4, 2, y una sola hora, pero al final todos reciben la misma paga. ¿Qué pasó?

Hoy 13 de septiembre, el Evangelio nos habla del perdón. Jesús le dice con claridad a Pedro que debe perdonar no siete veces sino setenta veces siete, que en el lenguaje bíblico, significa “siempre”. Y para que nos quede claro la importancia del perdón, el Señor nos cuenta una parábola, nos habla de ese hombre a quien su rey le perdona una cantidad considerable de dinero, pero este mismo hombre es incapaz de perdonar una deuda pequeña a su compañero. Al final, este señor sin entrañas termina mal. Cuando no perdonamos, nosotros mismos nos hacemos daño.

Hoy 6 de septiembre, el Evangelio nos habla de la corrección fraterna. Jesús nos enseña que debemos corregir a quien obra mal. El Señor nos dice: “Si tu hermano te ha ofendido anda y corrígele”. Y Jesús nos da todo un guión, primero se corrige a solas, si no nos hace caso, busquemos a uno o dos que nos acompañen y si no nos hace caso busquemos a la comunidad. No debemos perder de vista que la corrección fraterna es una obra de misericordia. Cuando corregimos practicamos la misericordia. No podemos dejar a una persona en el camino equivocado sería una falta contra la caridad. La corrección fraterna es una ayuda misericordiosa que hacemos a nuestro prójimo.