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Según los arqueólogos, una parte de los habitantes de Pompeya murieron no solo por la erupción del Vesubio, que provocó flujos de lava y una fuerte lluvia de cenizas volcánicas, sino también por el terremoto que la acompañó y que provocó el derrumbe de muchos edificios.
"Las modernas técnicas de excavación nos ayudan a comprender mejor el infierno que destruyó por completo la ciudad de Pompeya en dos días, matando a numerosos habitantes", explicó Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya, citado en el comunicado de prensa.
La ceniza volcánica expulsada hace 2.000 años por el Vesubio se ha sedimentado en la mayoría de las casas de Pompeya, lo que permitió que se hayan conservado casi en su totalidad, así como los cuerpos de parte de los 3.000 que murieron por el desastre.
Pompeya, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es el segundo destino turístico más visitado de Italia después del Coliseo de Roma.