Jesús, rey del universo

Hoy celebramos el último domingo del tiempo ordinario; es decir, llegamos al final del año de cele-braciones de la Iglesia (el próximo domingo iniciamos un nuevo año de celebraciones, con el primer domingo de adviento). Y, lo que cierra el año de celebraciones de la Iglesia es Jesús; y… esta vez la Iglesia lo celebra como el “rey del universo”.

Estamos ya en el tercer domingo de adviento, a un poco más de la mitad de camino; y a estas alturas, la Iglesia nos presenta “una novedad” … pues nos recuerda cuál deberá ser el clima de todo este tiempo de espera; cuál ha de ser la actitud que debemos tener mientras esperamos que venga.

El domingo próximo celebraremos la solemnidad de Jesús Rey del universo, y con esa fiesta terminaremos el año de celebraciones de la Iglesia. Y el domingo que sigue empezaremos un nuevo año de celebraciones con lo que se llama el tiempo de Adviento. Entonces, como estamos ya a puertas de terminar el año litúrgico, las lecturas de hoy tratan del "fin"; del fin de los tiempos y del fin de la historia. Y en consecuencia… del establecimiento definitivo del Reinado de Dios. Además, hoy cumplimos 38 años llevando a cada hogar la misión evangelizadora

El pasaje del evangelio que escuchamos hoy tiene lugar hacia el final de la vida pública de Jesús; hacia el término de su camino. Y como veremos, es una especie de síntesis de algunas de sus principales enseñanzas. Y entre estas, tal vez la principal sea la necesidad de "ser libres ante todo" (ser desprendidos, generosos, desapegados, ...) y CONFIAR completamente en Dios; pues cuando así hacemos, podremos amar a Dios sobre todas las cosas y preocuparnos de ayudar mejor a quienes nos rodean.

El evangelio de hoy ubica a Jesús en Jerusalén. Es decir, ya nos encontramos al final del largo camino de Galilea hacia la ciudad santa... en donde lo tomarán prisionero y lo condenarán a morir crucificado. Al llegar a Jerusalén, lo primero que hizo Jesús fue ponerse a enseñar en el Templo. La escena del evangelio de hoy se ubica en el Templo y el contexto es de enseñanza. En este contexto, Marcos nos presenta hoy un diálogo entre un escriba y Jesús acerca del principal mandamiento de la ley de Dios

El evangelio de hoy es la historia de Bartimeo, el ciego. Es una hermosísima historia que cierra la larga enseñanza de Jesús a lo largo del camino, y sirve, además, de preludio a su entrada mesiánica en Jerusalén. Bartimeo probablemente era un conocido de la comunidad de Jesús, pues Marcos les recuerda a sus oyentes que se trata del "hijo de Timeo". A través de esta historia, Marcos nos resume lo que pasa con todo aquél que desea seguir a Jesús, y nos indica cuál debe ser la actitud que debemos tener ante su propuesta. Pues, como veremos, el relato no es tanto de curación sino de seguimiento.

El Evangelio de hoy es la enseñanza que sigue a la tercera vez que anuncia a los suyos su pasión. Como vimos en los domingos anteriores, se trata de una enseñanza muy importante que busca explicarnos las “consecuencias” que podemos sufrir si nos ponemos a caminar con él. En esta ocasión, mientras van de camino (y a propósito de un pedido que le hacen dos de sus mejores amigos), Jesús busca subrayar que, si bien él es el Mesías, es un Mesías distinto al que la gente espera. Él es un “Mesías Siervo”, que está dispuesto a dar su vida para que los demás vivan; y que prefiere servir a ser servido. Su deseo es que aprendamos que, si queremos seguirlo, no debemos andar preocupándonos de conseguir honores y poder, sino más bien debemos estar dispuestos a servir y a dar la vida para que los demás vivan.

Todos nosotros, en esta vida, lo que queremos es ser felices; y en el Evangelio de hoy Jesús nos enseñar cómo debemos vivir para alcanzar la felicidad.

el Evangelio de hoy nos ofrece dos importantes enseñanzas de Jesús. La primera es en torno al matrimonio y a la vida de pareja; y la segunda, y a propósito de los niños que se acercan a Jesús, es acerca de cómo debemos que acoger el Reinado de Dios.