Los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) están dejando huella en el tejido laboral de Los Ángeles. Al menos 26 redadas se han producido en distintos negocios de la ciudad, principalmente lavaderos de autos, donde trabajan decenas de inmigrantes sin documentos. Las acciones han generado miedo, cierre de locales y una sensación de persecución que se expande por la comunidad.
El caso más visible ocurrió en Clean Car Wash, donde agentes federales irrumpieron y sometieron a interrogatorios a los empleados. La mayoría de ellos son inmigrantes que, hasta hace poco, encontraban en estos comercios un medio para sostener a sus familias. La rutina laboral se convirtió en un operativo de detención que dejó secuelas entre quienes presenciaron los hechos.
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Negocios que decidieron cerrar para proteger a su personal
Las consecuencias de las redadas no tardaron en sentirse. Varios locales optaron por cerrar de forma preventiva, en un intento por resguardar la integridad de sus trabajadores. “Tenemos familia y cuentas que pagar”, declaró uno de los empleados, quien pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias.
Los testimonios recogidos por medios como Telemundo evidencian el impacto emocional que están viviendo los inmigrantes. Videos difundidos en redes sociales muestran la irrupción de agentes de ICE, mientras los trabajadores, confundidos y aterrados, tratan de mantenerse al margen o escapar del lugar.
Operativos similares en otras ciudades aumentan la preocupación
La situación no es exclusiva de California. El 10 de junio, una planta procesadora de alimentos en Omaha, Nebraska —Glenn Valley Foods— fue escenario de otra redada de ICE. Según la agencia, el resultado fue la detención de más de 70 personas.
Los agentes llegaron al establecimiento a las 9 de la mañana con una orden judicial. La escena fue similar: trabajadores sorprendidos en plena jornada laboral y una respuesta inmediata de la empresa, que afirmó cumplir las normativas legales, aunque criticó el modo en que se desarrolló el operativo.
Las detenciones incluyeron a personas con antecedentes penales, órdenes judiciales activas o procesos de deportación anteriores. Además, ICE reportó que uno de los inmigrantes intentó atacar a un agente con un arma, aunque fue controlado rápidamente. “Nuestros oficiales arriesgan sus vidas para proteger al público y combatir el robo de identidad”, expresó Todd Lyons, director interino de ICE.
Mientras tanto, el ambiente de tensión se mantiene entre quienes dependen de estos empleos. Para muchos, estos operativos no representan un acto de justicia, sino una criminalización del trabajo honesto. La incertidumbre crece en comunidades donde la rutina laboral ya no garantiza seguridad, sino la posibilidad de una separación familiar inminente.