La US 50, un tramo que atraviesa Nevada, es conocida como la carretera más solitaria de Estados Unidos. Este tramo aislado se extiende por casi 500 millas sin gasolineras, sin señal de teléfono y sin presencia humana constante, una experiencia que despierta tanto fascinación como respeto entre los viajeros. Catalogada así desde 1986 por la revista Life, esta ruta ofrece un viaje único para aquellos dispuestos a desafiar la soledad y las condiciones extremas del desierto y las montañas.
Aunque no es la ruta más larga del país —ese título corresponde a la US 20—, la US 50 tiene un recorrido lleno de historia y naturaleza salvaje. Su trazado va desde la costa este hasta el oeste, atravesando desde Washington DC hasta el desierto de Nevada, pasando por ciudades y paisajes muy variados. El tramo de Nevada, en particular, es famoso por su aislamiento y belleza, pero también por sus riesgos, ya que la Asociación Americana del Automóvil (AAA) advierte que solo es recomendable para conductores con habilidades de supervivencia.
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Un recorrido único lleno de historia y desafíos
La US 50 surgió de un movimiento para mejorar las carreteras a finales del siglo XIX y fue oficialmente designada en 1926. Su segmento en Nevada fue bautizado como “la carretera más solitaria de América” en 1986, aunque esta etiqueta no fue bien recibida por todos. Las autoridades locales respondieron creando kits de supervivencia y promoviendo la ruta como una oportunidad para descubrir pueblos fantasma, parques estatales y bares históricos, haciendo énfasis en la aventura auténtica que ofrece este recorrido. Según el sitio oficial Travel Nevada, la ruta combina historia, naturaleza y cultura local, desde las estrellas visibles en el Parque Nacional de la Gran Cuenca hasta los tradicionales salones con encanto del estado.
Este viaje por la US 50 no es para todos: “El viaje es tan importante como el destino”, dice el manual de supervivencia para esta carretera. Más que una simple ruta, es una invitación a quienes buscan una aventura profunda, donde la conexión con la naturaleza y la historia se convierten en el verdadero motor del viaje.