El próximo 21 de junio, las personas de todo el mundo podrán observar la “luna de fresa”, que es el sobrenombre que se le da a la luna llena que ocurre en el mes de junio, y tiene sus raíces en las tradiciones de los nativos americanos.
Por otra parte, en esta fecha aquellos creyentes de las propiedades de las piedras espirituales aprovechan en limpiar y cargar sus cuarzos y cristales, con el fin de seguir protegiéndose y atrayendo buenas energías.
Cabe precisar que los cristales absorben y transmiten energía fácilmente, por ello es importante limpiarlos con frecuencia. A continuación, conoce cómo hacerlo de forma correcta.
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¿Cómo limpiar las piedras espirituales?
Antes de cargar una piedra espiritual, debes limpiarla. Existen tres métodos sencillos de hacerlo:
Método del agua y la sal
Coloca las piedras durante unos minutos en un vaso de agua, en el que previamente se haya disuelto una cucharada de sal. Después deja secar tus piedras al sol por unas horas.
Método de la tierra
Lava la piedra espiritual con sal y luego cúbrela bajo un manto de tierra de unos cuatro dedos de grosor, aproximadamente durante una semana.
Método del agua corriente
Lava la piedra solo con agua, de preferencia directamente de alguna fuente natural como río o mar; sino puedes hacerlo desde el grifo de tu cocina o baño. Debes hacerlo a temperatura ambiente. Con los cristales en las manos, deja que el agua fluya entre ellos durante unos minutos.
Video: YouTube | Gee Belinda
¿Cómo cargar las piedras espirituales?
Una vez que hayas limpiado energéticamente tus piedras y cristales, debes cargarlos para potenciar su energía. Los expertos recomiendan dejarlas expuestas a la luz del sol durante todo un día, o bajo la luz de la luna.
La luna llena es una ocasión propicia ya que la luz es mayor y la influencia del satélite sobre nuestro planeta se acentúa. Finalmente, aunque casi todas las piedras espirituales se pueden cargar bajo el sol o la luna, los gemólogos recomiendan situar solo bajo la luz lunar al cuarzo rosa, la amatista, el lapislázuli, la piedra de luna, el ópalo blanco o el cristal de roca.