El crédito es una herramienta esencial en el sistema financiero estadounidense, y elegir el tipo adecuado de tarjeta puede marcar la diferencia en la construcción del historial crediticio. Las tarjetas aseguradas y no aseguradas ofrecen beneficios distintos, dirigidos a diferentes tipos de usuarios. Conocer sus características es clave para tomar una decisión informada y aprovechar al máximo sus ventajas.
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En esto se diferencian las tarjetas aseguradas y no aseguradas
Las tarjetas de crédito aseguradas están diseñadas para personas con poco historial crediticio o con crédito deficiente. Para obtenerlas, el usuario debe hacer un depósito de garantía, generalmente igual al límite de crédito aprobado. Este depósito reduce el riesgo para los bancos y permite a los usuarios mejorar su puntaje crediticio con un uso responsable.
Por otro lado, las tarjetas de crédito no aseguradas son las más comunes y no requieren un depósito previo. Se otorgan en función del historial crediticio y la solvencia del solicitante, por lo que suelen estar dirigidas a personas con buen crédito. Estas tarjetas pueden ofrecer beneficios como recompensas en compras, tasas de interés competitivas y límites de crédito más altos.
Mientras que las tarjetas aseguradas son una excelente opción para quienes desean construir o reparar su crédito, las no aseguradas ofrecen mayor flexibilidad y beneficios adicionales. La elección entre ambas dependerá del perfil financiero del usuario y sus objetivos a largo plazo.
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