El Seguro Social y la pensión son dos fuentes clave de ingresos para las personas jubiladas en Estados Unidos. Ambos sistemas están diseñados para proporcionar apoyo financiero en la vejez, pero funcionan de manera diferente y es importante entender cómo se pueden combinar para maximizar tus beneficios.
Por un lado, el Seguro Social es un beneficio financiado a través de impuestos sobre los ingresos laborales, que proporciona pagos mensuales a los trabajadores una vez alcanzada la edad de jubilación. El monto de estos pagos está determinado por los ingresos históricos y los años trabajados. En 2024, el beneficio promedio para los jubilados será de aproximadamente U$D 1 907 al mes, aunque puede variar según las circunstancias personales.
Las pensiones, en cambio, son programas de ahorro ofrecidos por algunos empleadores o adquiridos de manera privada, donde el trabajador contribuye a lo largo de su vida laboral, y reciben pagos al jubilarse, según los términos del plan.
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Factores importantes a considerar
Una de las claves para combinar ambos beneficios de forma efectiva es comprender cómo los ingresos de la pensión podrían afectar los pagos del Seguro Social. Si bien las pensiones no afectan directamente los beneficios del Seguro Social, aquellos que trabajaron en empleos donde no pagaron impuestos del Seguro Social (como algunos empleos gubernamentales) pueden ver reducidos sus beneficios bajo la Ley de Eliminación de Ganancias no Cubiertas (WEP, por sus siglas en inglés).
Además, si continúas trabajando después de haber empezado a recibir tus beneficios de Seguro Social, tus ingresos laborales pueden afectar temporalmente tus pagos mensuales si aún no has alcanzado la edad de jubilación completa. Por ejemplo, en 2024, si ganas más de $22,320 al año antes de cumplir la edad de jubilación, se deducirá U$D 1 por cada U$D 2 que ganes por encima de ese límite.
Créditos: María Díaz Seguro Social | @mariadiazsegurosocial
