Una regla clave que permitía a los beneficiarios del Seguro Social alternar entre sus propios beneficios y los de sus cónyuges, maximizando sus ingresos, ha llegado a su fin para la mayoría de las personas. Esta opción, que ha estado vigente durante décadas, permitía una estrategia financiera que beneficiaba especialmente a las parejas donde uno de los cónyuges tenía ingresos significativamente más altos. ¿Qué significa esto para los demás
¿Qué cambió en las reglas para los cónyuges?
Hasta hace poco, la regla permitía a la persona con mayores ingresos dentro de una pareja reclamar los beneficios conyugales a la edad completa de jubilación, mientras el otro cónyuge accedía a su propio beneficio. Luego, a los 70 años, el cónyuge con mayores ingresos podía cambiar a sus propios beneficios, maximizando el monto mensual recibido. Además, el cónyuge con ingresos menores podía optar por recibir el beneficio conyugal o mantener el suyo propio, dependiendo de cuál era más alto.
Ahora que esta regla ha expirado para quienes nacieron después del 1 de enero de 1954, las parejas tendrán que buscar nuevas estrategias para maximizar sus ingresos en la jubilación.
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Planificación: El primer paso esencial
Dada la desaparición de esta opción, es crucial que las parejas comiencen a planificar con anticipación. Asegurarse de que ambos entiendan sus beneficios estimados y las fechas en las que pueden reclamarlos es vital para tomar decisiones informadas. La Administración del Seguro Social (SSA) ofrece herramientas en línea que permiten a los beneficiarios revisar sus pagos estimados a diferentes edades de jubilación.
Además, hablar sobre quién debería reclamar primero los beneficios y en qué momento es un paso clave para asegurar que tu pareja obtenga el mayor beneficio posible. Recuerda que el Seguro Social siempre paga el mayor monto disponible, ya sea a través del beneficio individual o del conyugal, al cónyuge con menores ingresos.
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— Martin O'Malley (@OMalleySSA) September 5, 2024
Evitar errores comunes: No reclamar los beneficios demasiado pronto
Aunque es posible comenzar a recibir pagos a los 62 años, hacerlo puede reducir tus beneficios hasta en un 30%. Por ejemplo, si tu pago completo a los 67 años sería de U$D 2 mil al mes, al solicitarlo a los 62, ese monto se reduciría a U$D 1400. Esta reducción también afecta a tu cónyuge, ya que el beneficio conyugal se basa en lo que recibes.
¿Deberías esperar hasta los 70 años?
En general, retrasar la solicitud de beneficios hasta los 70 años asegura el pago más alto posible para el beneficiario principal. Sin embargo, esto no aplica de la misma manera para los beneficios conyugales. Aunque el cónyuge con mayores ingresos puede maximizar su beneficio al esperar, el beneficio conyugal está limitado al 50% del beneficio completo del cónyuge principal, sin importar cuándo este último decida reclamarlo.
