La reelección de Donald Trump en noviembre generó entusiasmo entre sus seguidores, así como en los mercados y las empresas, debido a sus promesas de recortes fiscales, desregulación y reducción del gasto público. Sin embargo, a siete semanas de su regreso a la Casa Blanca, el panorama económico ha cambiado drásticamente. La incertidumbre ha aumentado debido a su agresiva política comercial, especialmente en su enfrentamiento arancelario con México y Canadá, lo que ha generado volatilidad en los mercados financieros.
Desde mediados de febrero, las ganancias en la bolsa han desaparecido y la preocupación crece, a pesar de que Trump minimiza la situación. Mientras que en su primer mandato celebraba los logros del Dow Jones, ahora pide a los inversionistas que no se enfoquen en los mercados. Ha atribuido las caídas a "globalistas" que, según él, temen el crecimiento económico de Estados Unidos.
La guerra comercial ha escalado con la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, lo que ha provocado represalias de la Unión Europea y Canadá. Empresarios y líderes del Congreso, incluidos miembros de su propio partido, han instado a Trump a adoptar una estrategia más clara. Senadores republicanos han pedido mayor transparencia en las políticas arancelarias para que sectores como la agricultura y la manufactura puedan prepararse.
El presidente no se amilana
Trump defiende su enfoque comercial como "flexibilidad", aunque ha mostrado inconsistencias, como la aplicación y posterior suspensión de aranceles a México y Canadá. Sin embargo, los indicadores económicos reflejan preocupación: el índice de confianza del consumidor ha registrado su mayor caída en cuatro años y el gasto de los consumidores, que representa el 70% del PIB, también ha disminuido.
La desaprobación de su manejo económico ha aumentado. Según encuestas recientes, solo el 41,3% de los estadounidenses aprueba su gestión de la inflación, mientras que el 61% rechaza su política arancelaria. Incluso el conservador Wall Street Journal ha criticado sus medidas, calificándolas como "la guerra comercial más idiota de la historia".
Los temores de recesión aumentan. La Reserva Federal de Atlanta prevé una contracción del 2,4% en el primer trimestre del año, mientras que bancos como Morgan Stanley y Goldman Sachs han reducido sus previsiones de crecimiento. Economistas de JPMorgan Chase elevan el riesgo de recesión al 40%, mientras que Fitch advierte que "es una amenaza que no se puede ignorar".