EL PAÍS QUE REACTIVAMOS : ¿Qué hacer para retomar nuestro crecimiento?

La pandemia no sólo ha traído consigo una crisis sanitaria sino también una crisis económica, que no veíamos desde hace 30 años. Para el último trimestre de 2020, teníamos un millón de empleos menos que hace un año, según informes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y se estima que la pobreza en nuestro país habría llegado al 27.5% de la población; es decir, que más de 1.8 millones de peruanos habrían caído en la pobreza, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Qué hacer ante esta situación? ¿Qué priorizar y cómo retomar el camino de nuestro crecimiento? A continuación; análisis, testimonios, estadísticas y propuestas para mejorar nuestra economía y así permitir una mejor calidad de vida a todos los peruanos.

El país que reactivamos: ¿Qué hacer para retomar nuestro crecimiento?

Lo que evidenció la pandemia

En septiembre del 2019, debido a la disminución de visitas a su oficina en San Isidro y aumento de consultas online, Mirtha Aliaga decidió trasladar su empresa, una agencia de viajes que inició hace 30 años con quien luego se convertiría en su esposo, a su propia casa. Ella, junto a la counter y a su contadora, sin saberlo se adelantaron a lo que ahora muchos ya conocen como teletrabajo, algo que no se tenía en mente hasta inicios del 2020, cuando conocimos la existencia de la Covid-19.

“En los últimos 10 años, las redes sociales e internet jugaron un poco en contra de las oficinas tradicionales y tuve que reducir personal porque no teníamos consultas presenciales”, explica Mirtha, de 60 años. Así que pidió un préstamo al banco, se mudó, hizo una remodelación a su casa, creó un ambiente especial para los clientes… y meses después llegó la pandemia.

Cuando Mirtha escuchó el mensaje del expresidente Martín Vizcarra, aquel 15 de marzo de 2020, anunciando la cuarentena obligatoria y el estado de emergencia, lo primero que pensó fue en cómo iba a hacer para regresar a los clientes que estaban fuera del país. “Teníamos ventas ya hechas, pasajes comprados, paquetes turísticos a Europa reservados para mayo. Fue todo un bolondrón”, recuerda.

Mirtha cuenta que, de todo el 2020, estuvieron casi 10 meses sin recibir ingresos. “Hemos trabajado meses en zozobra. Del 100% de ventas que teníamos mensualmente, se redujo al 5%”, señala. Sin embargo, tuvo que ingeniárselas para no dejar de pagarle a las personas de su equipo, utilizando sus ahorros y, además, tuvo que negociar con los bancos con los que trabajaba, a veces sin llegar a un buen acuerdo.

Pese a que ha visto que alrededor del 50% de agencias de viaje que conoce han quebrado, Mirtha afirma que ella no dejará el sector. “Algunas empresas cerraron temporalmente y ahora están haciendo delivery de frutas o verduras. Yo no me quiero ir del sector turismo, me encanta lo que hago, soy ferviente y sigo capacitándome. Eso es lo bueno del sector, siempre hay actualizaciones”, afirma. Mientras espera recuperar el crecimiento y volumen de ventas que tenían, Mirtha sigue indagando sobre los nuevos protocolos de viaje, sobre las medidas de diversos países y sobre los nuevos perfiles del viajero.

“Tenemos que seguir modernizándonos, reinventándonos y aprender de redes sociales. Al menos eso será el lado positivo para las agencias de viaje: se ha incrementado el porcentaje de personas que prefieren tomar una agencia de viajes porque les garantizamos seguridad en estos tiempos de pandemia”, finaliza.

Plaza de Armas de Cusco sin turistas debido a la pandemia. Fuente: Shutterstock.

El turismo antes de la pandemia aportaba 3.9% del Producto Bruto Interno (PBI) y generó casi 1 millón y medio de empleos directos e indirectos en el 2019, según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur); sin embargo, con el confinamiento ha sido uno de los sectores más afectados. “A nivel global [la pandemia] afectó alrededor del 70% de la actividad turística. En el caso de Perú es un nivel similar, en el caso del turismo receptivo; es decir, las personas que nos visitan de afuera, también ha tenido un impacto al 80% de la actividad. Y en el caso del turismo nacional o interno alrededor del 70%”, explicó la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Claudia Cornejo.

La pandemia no sólo ha afectado gravemente la salud pública, si no que ha limitado también la reactivación económica y la mejora en las condiciones de vida de la población.

Así como el turismo otros sectores importantes de la economía han sido fuertemente golpeados. La pandemia de la Covid-19 no sólo ha impactado gravemente la salud pública, si no que ha frenado la reactivación económica y la mejora en las condiciones de vida de la población. Así como el turismo, otros sectores importantes de la economía han sido fuertemente golpeados.

“Las medidas de aislamiento social para evitar la propagación del virus, en tanto procede muy gradualmente el esfuerzo por vacunar a la población, constituyen una espada de Damocles para múltiples sectores productivos no esenciales”, sostiene Luis Miguel Castilla, director de Videnza Consultores y exministro de economía y finanzas. En esa línea, comenta que las empresas más afectadas han sido las de menor tamaño y, junto a ellas, su capacidad de mantener los puestos de trabajo de millones de peruanos.

El año pasado el Perú atravesó una severa recesión y una pérdida muy significativa de empleo. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el Producto Bruto Interno (PBI) se redujo 11.1% durante el 2020, la mayor contracción en los últimos 30 años. No obstante, durante el último trimestre de dicho año se evidenció una recuperación más rápida, la misma que se ha ralentizado en el presente año, pues en el primer bimestre de 2021 se registró una contracción de -2.6%.

A pesar de la esperada recuperación del PBI, los efectos de la pandemia parecen ser más persistentes en el empleo. La Población Económicamente Activa (PEA) ocupada en Lima Metropolitana se redujo en 22.1% en 2020, pero a diferencia del PBI, no se observan niveles ni siquiera cercanos a los registrados pre-pandemia, según cifras del INEI. Más aún, en el primer trimestre del año la PEA cayó a 14.7% respecto al mismo trimestre del año anterior, posiblemente debido a las medidas más restrictivas adoptadas por el gobierno para frenar el repunte de casos detectados.

En el 2020, más de 2 millones de peruanos quedaron desempleados debido a la crisis económica por la pandemia. Fuente: Shutterstock.

“Las olas de contagio, con mayores tasas de positividad en comparación a meses previos, hacen evidente que la vacuna contra la Covid-19 es la única esperanza para terminar con la pandemia. Por ello, la principal preocupación de los gobiernos a nivel mundial está en la compra y provisión de la vacuna contra la Covid-19 a la mayor parte de la población con el objetivo de lograr la ‘inmunidad de rebaño’”, comenta Castilla.

Según información recogida por Videnza Consultores, en Latinoamérica el proceso de vacunación comenzó en la última semana del 2020, con el inicio de la campaña de vacunación en Chile. Al 2 de mayo de 2021, Chile ha vacunado al 42.4% de su población, siendo el país de la región con el mayor avance, superando a Argentina (15.5%), Brasil (13.8%), México (9.7%) y Colombia (6.8%). Perú apenas ha vacunado al 3.4% de la población.

Con la pandemia aún no controlada, los ingresos de los hogares siguen siendo afectados por la contracción de la demanda, así como los puestos de trabajo. Es por ello que, desde el Gobierno se ha flexibilizado el pago de impuestos y se ha reprogramado el servicio de la deuda con las entidades financieras. “La reciente reprogramación de los créditos garantizados con el programa Reactiva Perú y el Fondo de Apoyo Empresarial (FAE) MYPE han contribuido también a contener un eventual incremento en los niveles de morosidad (cartera atrasada) del sistema financiero”, sostiene Castilla.

El FMI destacó que, de no entregar subsidios de emergencia a la población más vulnerable, el impacto de la pandemia podría haber sido peor.

Además, también se continuó con la entrega de bonos de S/ 600 a los hogares más vulnerables para mitigar el impacto de la crisis en sus ingresos y en el consumo de las personas que perdieron su empleo. Sobre ello, el Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó que, de no entregar subsidios de emergencia a la población más vulnerable, el impacto podría haber sido peor. “Los bonos compensaron sustancialmente el aumento de la pobreza e impidieron que ésta subiera diez puntos”, afirma el organismo.

En ese sentido, según expertos, la fase de reactivación económica debería encontrar el equilibrio entre permitir la reanudación de la actividad empresarial y social, y evitar el incremento de contagiados. Castilla opina que algunas medidas de contención tendrán que permanecer inevitablemente, tanto para personas como para empresas. “Hacer frente a este desafío será fundamental para reducir la necesidad de restricciones más estrictas, como la recurrencia de cuarentenas focalizadas, y acompañar la progresiva recuperación económica”, afirma.

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Reactivación en el corto plazo

El impacto de la pandemia ha sido heterogéneo por cada sector económico. El sector construcción ha sido el más afectado con una caída de 16.9% en el Valor Agregado Bruto (el VAB es un indicador que permite evaluar la actividad económica) en el 2020, seguido por el sector comercio con una caída de 16.1%, superior a las caídas en los sectores minero (13.1%), manufactura (13.0%), y electricidad (6.1%). Agricultura fue el único sector que presentó una tasa de crecimiento positiva (0.6%), según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Durante el segundo trimestre de 2020, periodo en el que se aplicaron las medidas más estrictas para el control de la pandemia, el sector construcción experimentó una contracción de 67.3% y comercio en 47.7%.

Sin embargo, según los últimos reportes del INEI, en lo que va del presente año, ha sido el sector construcción el que ha mostrado una rápida recuperación, creciendo por cinco meses consecutivos. “Los sectores extractivos –donde no hay tanta aglomeración de gente– y el sector construcción podrían ser aquellos que lideren el crecimiento”, sostiene Carlos Casas, decano de la facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico. “Esto debería ir aunado a que, si va a haber un impulso a la inversión pública, esto significa mayor gasto en construcción y esto puede tener efectos en otros sectores debido a las relaciones que existen”, agrega.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

Sobre este tema, Edgar Vásquez Vela, director del Centro de Investigación de Economía y Negocios Globales (CIEN-ADEX) afirma que el sector construcción tiene un efecto muy significativo en la reactivación, ya que permite una rápida distribución de los beneficios del crecimiento. “Existe un déficit de infraestructura tan alto en todas las regiones del país, que el sector construcción se puede incentivar de manera descentralizada si se hace un verdadero shock para generar mano de obra, pensando en las regiones donde están más afectados”, sostiene.

Por otro lado, hay que tomar en cuenta que el sector comercio podría ser más dinámico, pero como el consumo es aún tímido y no muestra fuertes tasas de crecimiento no llegaría al dinamismo que tenía anteriormente, afirma Casas. Además, el especialista agrega que el sector que sí se ve más complicado es el sector de servicios. “Todavía tenemos problemas con los cines, casinos, restaurantes. En ese sentido sí es correcto debido a que pueden ser un foco de contagio, entonces hasta que pase la emergencia sanitaria, estos sectores no van a ser tan dinámicos”, explica.

Debido a la incertidumbre que todavía prima, la industria asociada al comercio podría tener un resultado más o menos tímido.

Así, los expertos sostienen que la minería, pesquería, construcción e hidrocarburos (si se reactiva la exploración y explotación) podrían ser sectores importantes. Debido a la incertidumbre que todavía prima, la industria asociada al comercio podría tener un resultado más o menos tímido.

En particular, la reactivación de la construcción puede contribuir también al cierre de brechas de acceso a una vivienda digna, un problema que se ha hecho aún más visible con las invasiones del Morro Solar y la zona conocida como Lomo de Corvina. Para acelerar la reactivación del sector construcción y el cierre de las brechas de viviendas dignas desde Propuestas del Bicentenario, Videnza Consultores propone tres medidas: (i) impulsar los bonos de Techo Propio, Nuevo Crédito Mi Vivienda y nuevos productos para vivienda de interés social; (ii) promover esquemas de gestión financiera (fidecomisos) para proyectos inmobiliarios en curso; y (iii) agilizar los trámites municipales para la ejecución de proyectos de vivienda social.

Por otro lado, un programa de empleo temporal, dirigido a aquellos trabajadores que perdieron su empleo durante la pandemia, o debieron iniciar alguna actividad precaria de subsistencia, sería una propuesta interesante para la reactivación en el corto plazo. Así lo comenta el exministro Castilla, agregando que esta iniciativa debería dirigirse principalmente para el sector informal o de subempleo. “De esta manera se podría generar 150 mil empleos en el primer año de gobierno. Dicho objetivo equivale al 20% de los desempleados en Lima Metropolitana y el Callao o al 10% a nivel nacional”, agrega.

Cabe resaltar que el punto clave de esta política es que el empleo generado no compita con el empleo privado, sino que sea complementario. “Para ello, se propone que el salario no sea mayor al salario mínimo e incorporar, en la medida de lo posible, al sector privado. Así, se podría lograr que el programa de empleo temporal cumpla una función adicional: promover la entrada de trabajadores típicamente informales al sector formal”, menciona Castilla. Según explica el especialista, este programa de empleo temporal se podría complementar con los grandes proyectos de infraestructura y concentrarse, así, en pequeñas obras de importancia local. Además, afirma que se busca que la población beneficiada esté conformada por los jóvenes de hogares desfavorecidos que no tienen cómo conseguir un empleo en el sector formal, detalla el especialista.

A su vez, Edgard Vásquez, representante de ADEX, también señaló que otro de los sectores que podría recuperarse con fuerza es el del comercio exterior debido al favorable crecimiento de los mercados a nivel mundial. “La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha elevado su pronóstico de crecimiento global a más de 9%. El comercio se ha reactivado más rápido de lo que se esperaba, por lo que el Perú tiene un gran potencial para aprovechar estas oportunidades que nos brinda la demanda global e incentivar e intensificar nuestra promoción internacional”, comenta. De esta manera propone que se brinden mayores recursos a PromPerú para poder hacer el match entre demanda internacional y oferta local y poder reactivar las actividades económicas.

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Acelerar la inversión pública y privada

En nuestro país aún persisten brechas estructurales en inversión respecto a nuestros pares y economías líderes. De hecho, la inversión, principalmente la privada, ha permanecido estancada por un periodo prolongado. Esto ha generado que la inversión total tenga una menor importancia en nuestro país, en comparación con otras economías líderes.

Fuente: Banco Mundial. Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

Inversión pública

En el corto plazo, los dos motores de crecimiento son el gasto privado y el gasto público. Si uno de los motores, por ejemplo, el gasto privado está apagado (por las restricciones e incertidumbre que actualmente enfrenta) es importante que el otro, el gasto público, esté prendido, explica Daniel Barco, economista de la oficina regional del Banco Mundial, cubriendo Perú.

“En este caso (el de nuestro país), el gasto público puede inducir a que se encienda parcialmente el gasto privado a través del dinamismo que se genera cuando la economía recibe recursos provenientes del sector público”, sostiene Barco. Además, el gasto de inversión público, si está bien priorizado, genera la infraestructura y permite proveer los bienes públicos que necesita la ciudadanía para sus actividades.

Por ello, en materia de inversión pública, Castilla agrega que es necesario que el gobierno plantee incrementar la ejecución anual en al menos 10 mil millones de soles, para así superar durante los próximos cinco años los 40 mil millones de soles de inversión pública, equivalente al 5.4% del PBI. “De esta manera, se podrían generar medio millón de empleos directos, producto de la expansión de la inversión pública en infraestructura. Para lograr ello, es necesario impulsar proyectos o paquete de proyectos de infraestructura de gran envergadura, al mismo tiempo que dinamizar las inversiones desarrolladas por los gobiernos subnacionales”, puntualiza.

Es necesario impulsar proyectos o paquete de proyectos de infraestructura de gran envergadura.

Es así como, en cuanto al impulso a grandes proyectos, Videnza Consultores plantea otras propuestas complementarias. “Por un lado, es fundamental utilizar los mejores mecanismos disponibles a corto plazo para llevar adelante estos proyectos. Mecanismos que cuenten con experiencias de éxito reciente y que la normativa actual permita su uso en proyectos de infraestructura. En esa línea, los contratos Gobierno a Gobierno, la contratación de Oficinas de Gestión de Proyectos y la implementación del nuevo modelo de inversión pública a través de Proyectos Especiales de Inversión Pública (PEIP) representan mecanismos oportunos para impulsar un conjunto de proyectos de gran envergadura”, afirma Videnza dentro de sus Propuestas del Bicentenario.

Por su parte, desde el Banco Mundial se sugiere que, en el corto plazo, debido a la emergencia, se deben priorizar inversiones públicas inteligentes que, además de generar crecimiento y desarrollo, también generen empleo y sean rápidas de ejecutar. “Un ejemplo de esto son las inversiones en cerrar la brecha en agua y saneamiento, tanto en cobertura como en calidad, a través de obras que puedan llevar a cabo los gobiernos locales y que generen trabajo”, explica Barco. De esta manera se brindará una mejorar calidad de vida a la población, menos enfermedades, mayor acumulación de capital humano y más productividad de las personas, complementa.

“En el Perú, el reto de la inversión pública está vinculado a superar los problemas de baja ejecución de lo presupuestado y las demoras en la implementación de los proyectos. Entre 2016 y 2019, solo se ha ejecutado dos tercios de los inicialmente presupuestado”, comenta Barco.

Proyectos de inversión pública con presupuesto para el 2021 según sector (millones de soles)

Sector N° Proyectos PIM 2021 PIM 2022* Monto inversión
Salud 6 195.4 447.8 1,379.5
Agua y saneamiento 18 121.9 261.8 1,760.6
Transporte 42 313.1 2,034.3 12,870.5

Nota 1: PIM (Presupuesto Institucional Modificado), que es el presupuesto actualizado de la entidad con las transferencias, créditos y recursos públicos captados directamente.
Nota 2: Solo se consideraron proyectos con montos de inversión mayores a 10 millones de soles y que no cuenten con ejecución acumulada a diciembre de 2020.
Fuente: Sistema Integrado de Administración Financiera. Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

Además, resulta indispensable impulsar la inversión pública en los gobiernos regionales y locales. El Banco Mundial sugiere que en el corto plazo los gobiernos locales necesitan que se resuelvan dos aspectos: que las transferencias desde el gobierno central lleguen oportunamente y que reciban asistencia en la elaboración de expedientes técnicos. “Esto evitará que las obras se queden paralizadas por algún inconveniente no previsto”, explica Barco.

Ante ello, Videnza Consultores propone implementar dos mecanismos que generen los incentivos adecuados para una gestión eficiente y transparente de las inversiones. En primer lugar, retomar los Bonos de Incentivos por la Ejecución Eficaz de Inversiones (BOI) implementados entre 2011 y 2012. Esto permitirá movilizar la ejecución de proyectos de inversión pública regional y local en el corto plazo. También se plantea el uso de fideicomisos estandarizados que dinamicen la gestión financiera de los más de 6 mil millones de soles que son transferidos a los gobiernos regionales y locales para proyectos de inversión pública. “Estos fideicomisos pueden ser administrados por COFIDE u otros fiduciarios, lo que permitirá blindar a los proyectos ante posibles casos de corrupción y de la injerencia política en la gestión financiera de las inversiones”, explica Castilla.

Por su parte, el Banco Mundial agrega que, en el largo plazo, el sistema de transferencias a los gobiernos subnacionales necesita ser reformado para eliminar las transferencias discrecionales, lo que permitirá que las entidades subnacionales puedan planificar mejor su gasto e inversiones, que haya más transparencia en las relaciones entre niveles de gobierno y a que la ciudadanía demande más rendición de cuentas.

¿Cómo generar un clima de confianza e impulsar la participación privada?

“La inestabilidad política y económica que se ha profundizado el año pasado con la pandemia, y este año aún más con los resultados electorales, han deteriorado el clima de confianza para los inversores”, comenta Silvana Huanqui, profesora de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. En esa línea, agrega que las consecuencias ya se están observando, por ejemplo, en el último proceso de concesión del ferrocarril Huancayo-Huancavelica o el conocido “tren macho”.

La inestabilidad política y económica que se ha profundizado el año pasado, y este año aún más con los resultados electorales, han deteriorado el clima de confianza para los inversores.

“De los cuatro postores interesados antes de las elecciones ninguno presentó una propuesta. Lo mismo va a suceder probablemente con otros proyectos, a medida que no quede claro cuál es la posición del gobierno en materia económica”, agrega la especialista. Para ello sugiere que lo que debe hacer el siguiente gobierno como primer punto de agenda es “buscar el consenso político y definir el modelo económico y el papel de la inversión privada en este modelo”.

Carlos Parodi, economista e investigador del Centro de Investigación-CIUP, propone por su parte que mantener los “equilibrios macroeconómicos básicos”, es decir, un Banco Central independiente y un manejo de finanzas públicas responsable, es la única forma de aumentar la inversión privada en la actualidad. Esto, además, sin dejar de lado la prevención ante el aumento de los contagios de la Covid-19. “Si un inversionista de cualquier tamaño ve que los contagios no terminan, preverá que habrá otro confinamiento y, por ende, no invierte”, explica.

Foto referencial. Fuente: Shutterstock.

Ante ello, Luis Miguel Castilla opina que “la situación actual de la gestión de inversiones en el país amerita una reingeniería de procesos que promueva la inversión privada de manera ágil y, al mismo tiempo, garantice el mayor valor por dinero de las inversiones de la manera más transparente posible”.

En esa línea, el experto sostiene que es necesario implementar una reforma profunda en la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión), junto con una delimitación de las competencias de los actores partícipes en las Asociaciones Público-Privadas (APP). En ese sentido, se debe apuntar a contar con una ProInversión que cuente con mayor autonomía del Ministerio de Economía y Finanzas, y mejore su rol articulador con los sectores concedentes y entidades regulatorias y de control. “Esto debe estar acompañado de un proceso de tercerización importante para el desarrollo de la estructuración de contratos y de la promoción de proyectos de inversión”, agrega.

Otra de las iniciativas que Videnza Consultores ha preparado en Propuestas del Bicentenario, en cuanto a reactivación económica se refiere, tiene que ver con aplicar y extender los nuevos modelos de participación privada en el cierre de brechas de servicios públicos. “En específico, en enero de 2020 se aprobó el Decreto de Urgencia N° 011-2020, donde se incorporaron alternativas para la compra de servicios de suministro de agua y saneamiento por plazos de hasta 20 años y hasta 6 años para el servicio de tratamiento de aguas residuales”, comenta Castilla. En esa línea, se propone aplicar este modelo para los servicios en materia de agua y saneamiento, y extenderlo para la contratación de servicios de educación y salud.

Perú necesita que la inversión crezca, sin ella no es posible retomar el crecimiento ni aumentar el empleo.

Por otro lado, está el mecanismo de Obras por Impuestos, un mecanismo que permite que las empresas privadas adelanten el pago de su impuesto a la renta para financiar y ejecutar directamente proyectos de inversión pública que el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales prioricen, según define el Ministerio de Economía y Finanzas. De acuerdo con Videnza Consultores, es imprescindible instaurar mejoras y promover este mecanismo de modo que permitan retomar el ritmo de adjudicaciones que teníamos hasta el 2017. “Para ello, dos de las principales modificaciones son: uno, establecer que la determinación del costo de los estudios de pre-inversión del proyecto a ejecutarse vía el mecanismo Obras por Impuestos sea antes de empezar la elaboración del estudio; y, dos, incorporar a la Junta de resolución de controversias que permita solucionar los conflictos que ocurran en la ejecución contractual, sin la necesidad de recurrir a arbitrajes que dilatan la ejecución de las inversiones”, comenta.

Cómo retomar el crecimiento económico

El Perú presenta brechas estructurales persistentes en productividad respecto a nuestros pares y economías líderes. Y no es reciente, ya en la década de los 70s hasta los 90s se presentó un serio declive en nuestros niveles de productividad. De 1992 en adelante se aprecia una recuperación importante, en donde la productividad en el Perú ha crecido más que otros países de la región y a los países de la OCDE. No obstante, persisten importantes brechas por cerrar: en general, el nivel de productividad peruano con respecto a los países de la OCDE es bajo y representa una fracción de los niveles que registran los países más avanzados.

Fuente: Fernández-Arias (2014)
Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

“Se ha identificado una serie de factores que explican la evolución de los niveles de productividad en diversos países”, afirma Luis Miguel Castilla, director de Videnza Consultores y exministro de Economía y Finanzas. En primer lugar, tenemos a la innovación, que tiene altos retornos, tanto privados como sociales. En segundo lugar, la estructura de los mercados puede incidir en las decisiones de inversión en innovación de las empresas. Y tercero, la inversión en infraestructura, que constituye uno de los pilares básicos para el aumento de la competitividad, afirma el experto.

Promover la conectividad y economía digital

En el 2020 muchos negocios tuvieron que reinventarse. Uno de ellos fue el de Melina Salazar, fundadora de Aeroespacial, una marca de moda sostenible. Sus talleres cerraron al decretarse el Estado de Emergencia y se quedaron sin materia prima. Sin embargo, después de tres días de incertidumbre, Melina se dio cuenta que no se podía quedar con los brazos cruzados así que, junto a su hermana que también es su socia, utilizaron las mermas (retazos de telas que sobran) para transformarlas en mascarillas y venderlas mediante su página en Facebook e Instagram.

Melina decidió utilizar los retazos de tela que le sobraron para transformarlas en mascarillas y venderlas por redes sociales.

“El principal reto que tuve que enfrentar fue aprender y capacitarme inmediatamente en marketing digital y ventas”, cuenta. Además, tuvo que ingeniárselas para dar un giro a su modelo de negocio y adecuarse al contexto actual.

Caso similar ocurrió con Mirtha Aliaga, de 60 años, quién vio cómo su agencia de viajes -incluso antes de la pandemia- dejó de recibir consultas presenciales y todo se comenzó a hacer de manera virtual. “Ahora todas las consultas las hacemos vía WhatsApp. He tenido que ir capacitándome constantemente y actualizándome en estas nuevas tecnologías”, comenta.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la evidencia internacional muestra que el uso de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) favorece al crecimiento económico y a su vez a la productividad de las empresas. ¿De qué manera? Las TIC contribuyen al procesamiento de la información, canales de comunicación cada vez más rápidos, procesos de aprendizaje y a la toma óptima de decisiones por parte de las empresas.

Existen negocios que cuentan con capital -grandes y medianas empresas y algunas pequeñas- que están haciendo la migración a comercio electrónico, pero otros lo tienen más difícil. Carlos Casas, decano de la facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, sostiene que se observa una disparidad entre los negocios que son más digitales que otros.

Existen negocios que cuentan con capital que están haciendo la migración al comercio electrónico, pero otros lo tienen más difícil.

“Estas plataformas que existen y vinculan varios negocios con los clientes y el reparto son importantes, pero si pensamos en una pyme bastante pequeña que está en Gamarra y no cuenta con capital para afiliarse a este tipo de plataformas o tener un canal directo, en ese caso podría haber un espacio de ayuda por parte del Estado”, afirma Casas.

Según la última Encuesta Nacional de Empresas, las ventas de comercio electrónico representaban en promedio apenas un 16% del volumen total de facturación, y hasta un 90% del comercio electrónico corresponde a operaciones entre empresas. Esto significa que, los consumidores suponían una pequeña parte del comercio electrónico para las empresas.

Para incentivar el comercio electrónico y la economía digital, Casas apunta que el Estado podría crear plataformas que sean baratas y a las que puedan acceder los empresarios para el tema del delivery, por ejemplo. “También brindar acceso para que estas plataformas puedan ser desarrolladas por la academia, sector privado y Estado. Así podrían ser de mucha utilidad”, afirma.

Videnza por su parte, propone también la ejecución de intervenciones como programas y servicios de logística, diseño de fondos de financiamiento especialmente dirigidos a la MYPE, generar incentivos para una mayor utilización de medios digitales de pago y fomentar el uso de herramientas de Inteligencia Artificial (IA) para mejorar las operaciones comerciales.

La tendencia es que la IA va a ir aumentando y, por ello, hay que tratar de introducirla de manera más adecuada.

En el caso del uso de herramientas de (IA), el desarrollo en el Perú aún es muy incipiente; sin embargo, “la computación en la nube, en unión con el análisis de datos masivos, permite mejorar las aplicaciones basadas en el aprendizaje automático, dando pie a un nuevo nivel de inteligencia artificial”, afirma Videnza Consultores. Por ello sugiere que es necesario establecer incentivos para la incorporación de modelos predictivos en las empresas y así guiar sus decisiones operativas.

La idea de la IA es que pueda simplificar procesos y ayudar a muchas empresas con su maquinaria o labores rutinarias, pero hay que tener en cuenta que en muchas mypes, el trabajo es bastante rutinario, entonces si se reemplaza eso por robots, se podría generar un desempleo que no es deseable en el corto plazo”, sostiene Casas. Sin embargo, admite que la tendencia es que la IA va a ir aumentando y, por ello, hay que tratar de introducirla de manera más adecuada. “Eso va a tomar bastante tiempo y quizás ahí sí deberíamos explicar de qué se trata y capacitar a las empresas, armar equipos y cooperativas que puedan trabajar este tipo de tecnología”, dice.

Ninguna de estas iniciativas podrían funcionar si no se cierran las brechas en acceso a servicios digitales. Según información de Videnza Consultores, existen brechas en el acceso a electricidad en el país, en especial en las zonas rurales (81.8%), en comparación al promedio de Latinoamérica y el Caribe (92.9%). Por otro lado, según el INEI, en el 2019 sólo el 39.5% de hogares peruanos tenía acceso a internet. No alcanzamos los niveles de países como Colombia (52.7%) o México (52.9%).

“En ese sentido, se debe priorizar la formulación y ejecución de proyectos de electricidad e internet, y además, es necesario incluir un componente de capacitación y desarrollo del talento humano en los proyectos de inversión en digitalización”, opina Castilla.

El desafío de reducir la informalidad empresarial y laboral

En la actualidad, casi 8 de cada 10 trabajadores peruanos es informal. La cifra antes de la pandemia era de 7 de cada 10, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). La informalidad en nuestro país, pese al crecimiento económico que había tenido el Perú en los últimos años, continúa siendo muy alta. ¿Qué es lo que está faltando? ¿Por qué no logramos reducir esta cifra? ¿Qué impulsa a alguien a seguir siendo informal?

La informalidad no es una panacea ni un acto de heroísmo. Es el reflejo de reglas que son hostiles a los peruanos, que los impulsan fuera del país o al mundo subterráneo informal.

“La informalidad no es una panacea ni un acto de heroísmo”, afirma Carlos Adrianzén, decano de la facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). “Es el reflejo de reglas que son hostiles a los peruanos, que los impulsan fuera del país o al mundo subterráneo informal. Allí no hay ley, no hay predictibilidad, créditos con tasas de interés mucho más altas ¿Por qué no se llega a concertar un cambio? Porque de la turbiedad de la informalidad se hace buena plata”, sostiene.

En esa línea, sostiene que el Estado debe dejar de poner fuerza para enviar a la gente hacia el mundo informal y, más bien, la fuerza debe estar puesta en los incentivos claros.

Fuente: Banco Mundial, Encuesta Nacional de Hogares (Enaho). Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

Luis Miguel Castilla, director de Videnza Consultores y exministro de Economía y Finanzas, explica que la informalidad es una consecuencia de los elevados costos de la formalidad, que implica costos laborales, como el salario mínimo, y costos no laborales, como los beneficios sociales en salud, pensiones, bonificaciones, entre otros. “Los elevados niveles de informalidad generan pérdidas de productividad dado que muchas empresas informales prefieren producir a baja escala (y por lo tanto de manera ineficiente) para que no las puedan detectar, lo cual les permite operar a menores costos laborales, creando distorsiones en el mercado laboral y reduciendo la productividad total de los factores”, explica.

La evidencia demuestra que el crecimiento económico del país no ha sido suficiente para reducir los elevados niveles de informalidad. Entre el periodo 2004-2019, el PBI per cápita se ha triplicado, pasando de US$ 2,417 en 2004 a US$ 6,978 en 2019, mismo periodo en el que la economía peruana creció a un ritmo de 6.4% en promedio por año. Sin embargo, durante este periodo la informalidad laboral ha permanecido prácticamente constante, pasando de 79.9% en 2004 a 72.0% en 2019, y con la pandemia, supera el 75%, según datos del INEI.

Fuente: Produce(2018).
Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

“Son dos las causas principales que explican los elevados niveles de informalidad en Perú: la estructura empresarial y la baja productividad de la fuerza laboral”, sostiene Castilla. En primer lugar, la estructura empresarial peruana del 2018 no presenta cambios sustanciales respecto a lo que ha venido ocurriendo en los últimos años, siendo las micro y pequeñas empresas (MYPE) el estrato empresarial que representa una alta participación, con 99.3% de las empresas. Por otro lado, las MYPE formales emplearon el 57.7% de la PEA ocupada.

Estructura empresarial en Perú (2018)

(i) Empresas formales según estrato empresarial (2018)

Tamaño empresarial N° de empresas %
Microempresa 1,652,071 95.1
Pequeña empresa 74,085 4.3
Total MYPE 1,726,156 99.3
Mediana empresa 2,621 0.2
Gran empresa 8,966 0.5
Total de empresas 1,737,743 100.0

(ii) Estimación del número de empleos en el sector privado, según estrato de empresa 

Tamaño empresarial Empleo en el sector privado Part. % en la PEA ocupada
N° de personas Part. %
Microempresa 7,803,352 71.3 48.2
Pequeña empresa 1,548,375 14.2 9.6
Total MYPE 9,351,727 85.5 57.7
Mediana empresa 356,642 3.3 2.2
Gran empresa 1,230,801 11.3 7.6
Total de empresas 10,939,170 100.0 67.5

Fuente: Ministerio de la Producción (2018)
Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

Por otro lado, comparado con las principales economías de la región, el Perú posee un nivel de productividad laboral solo superior a los de Ecuador y Venezuela, y representa menos de la mitad de la productividad chilena, según informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Fuente: Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Elaboración: Videnza y Red de Estudios para el Desarrollo.

“Esta situación refleja las deficiencias en materia de capital humano y formación laboral. La educación básica en el Perú no logra desarrollar las habilidades académicas y sociales que conforman el capital humano que hará de los estudiantes trabajadores productivos”, señala Castilla. Y, aunque los resultados han mejorado, el nivel de desempeño de los estudiantes peruanos -especialmente los de secundaria- sigue por debajo de lo esperado.

Recomendaciones:

Siguiendo lo publicado por el investigador Miguel Jaramillo en “Empleo, formalización y protección social” dentro de las Propuestas del Bicentenario de Videnza Consultores se propone una combinación de políticas que fortalezcan el cumplimiento de las normas y simplificar los requerimientos para la formalidad, así como fomentar la inserción en empleos de calidad y de mayor productividad:

  1. Mejorar la fiscalización. Esto requiere fortalecer los sistemas de información y la conexión entre ellos para que, en tiempo real y de manera transversal, se pueda identificar a las empresas que están incumpliendo con la formalidad. La tecnología digital ofrece herramientas potentes para realizar esta tarea. Además, se propone otorgar incentivos y fijar metas para que la labor de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) abarque a una mayor cantidad de empresas, en vez de concentrarse en un grupo reducido y poco diverso de ellas. De esta manera, se podrá lograr una fiscalización más inteligente y de acompañamiento a las empresas.
  2. Una reforma regulatoria que mejore las condiciones para que las empresas generen más empleo. Una primera medida en esta dirección es eliminar la restricción al uso de la modalidad de trabajo a tiempo parcial que supone su actual definición normativa. En efecto, al momento no existe una definición explícita en la normativa, pero el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ha interpretado que un trabajador a tiempo parcial es el que labora menos de cuatro horas diarias. Precisar esta definición y referirse a una jornada semanal, por ejemplo, inferior a 30 horas, permitiría expandir la contratación a tiempo parcial e incluir a personas que quieren trabajar, pero que, por diferentes razones, no pueden comprometerse a un tiempo completo.
  3. Migrar hacia un régimen tributario único con escalas progresivas. Esto implica consolidar los tres regímenes actuales para micro y pequeñas empresas: Nuevo Régimen Único Simplificado (NRUS), Régimen Especial de Impuesto a la Renta (RER) y Régimen MYPE Tributario (RMT). Para esto, la estrategia es que el tercero incorpore a los dos primeros, de modo que toda micro y pequeña empresa, así como personas naturales y jurídicas por debajo del umbral del RMT, entren en este régimen. Esto solucionaría el incentivo perverso que hoy tienen las empresas al enanismo; esto es, a no crecer para no tener que pasar a un nivel de tributación superior.
  4. Programa de capacitación con enfoque sectorial, para mejorar la inserción de empleos de calidad. Este programa tendría componentes de perfilamiento, capacitación en habilidades blandas y capacitación en habilidades genéricas para los sectores donde haya mayor demanda laboral y donde la productividad sea alta. Además, este programa sería complementario con servicios efectivos de intermediación con la demanda y seguimiento de los participantes. También serán necesarios sistemas de información que alimenten las decisiones de gestión del programa, permitan identificar qué funciona y qué no funciona en tiempo real y, así, posibiliten realizar mejoras continuas en la intervención.

“Es importante señalar la necesidad de impulsar intervenciones para recuperar la confianza empresarial, ya que este es uno de los principales determinantes de la inversión privada”, señala Castilla. En ese sentido, el experto sostiene que la restauración de la confianza empresarial será un factor crucial para reactivar la inversión privada, en especial, en los sectores más representativos como minería, construcción, transporte y comunicaciones.

La pandemia ha hecho evidentes problemas estructurales como la informalidad y la limitada capacidad estatal para proveer bienes públicos y regular la economía.

Por su parte, Daniel Barco, economista de la oficina regional del Banco Mundial, cubriendo Perú, considera que “en el corto plazo, la confianza se puede generar asegurando a los ciudadanos que se mantendrán los aspectos estructurales positivos de la economía peruana, como lo son la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial y financiera y las garantías a la inversión privada”.

En esa línea, explica que estos han sido factores que han atraído capitales de inversión y, por lo tanto, fuentes de crecimiento en las décadas pasadas y podría seguir siéndolo hacia futuro. “También es cierto que la pandemia ha hecho evidentes otros problemas estructurales de la economía peruana, como la informalidad y la limitada capacidad estatal para proveer bienes públicos y regular la economía. Estos dos son temas que se necesitan resolver paulatinamente. Pero ayudaría mucho construir consensos y tener una estrategia clara de cómo solucionar estos dos aspectos”, finaliza el especialista.

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Este informe ha sido elaborado en colaboración con Videnza Consultores.

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