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En un movimiento que tomó por sorpresa a muchas familias, escuelas públicas de Nueva York decidieron conceder el viernes previo al Día de los Caídos como día libre, extendiendo así el fin de semana largo. Aunque la medida fue bien recibida por estudiantes y docentes, quienes ven en este descanso una oportunidad para recargar energías, varios padres han manifestado su preocupación por los desafíos logísticos que implica.
“El cambio no estaba en el calendario original, lo que nos obliga a buscar alternativas de cuidado infantil de último momento”, expresó Angela Martínez, madre de dos estudiantes en el distrito de Buffalo. Esta decisión, poco común en el sistema escolar neoyorquino, se suma a una tendencia que ya se había observado en febrero durante el receso del Día de los Presidentes.
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Padres cuestionan el impacto académico y logístico
Si bien el Día de los Caídos —que este año se conmemora el lunes 26 de mayo— es una fecha nacional destinada a honrar a los militares caídos, el adelanto del feriado ha abierto un debate sobre su conveniencia. Algunos distritos incluso concluirán el año escolar el 30 de junio, cinco días antes del 4 de julio. Esto plantea interrogantes sobre el balance entre días lectivos y descansos prolongados.
“La organización académica se ve afectada con cada cambio no previsto”, advirtió Karen Zhou, directora de una escuela secundaria en Rochester. Para muchos padres, esta medida pone en evidencia la desconexión entre las necesidades familiares y las decisiones institucionales.