El sábado 16 de noviembre marcó un hito en la historia de Nueva York con la entrada en vigor de la Clean Slate Act (Ley de Borrón y Cuenta Nueva), una legislación que sella automáticamente ciertos antecedentes penales. Esta medida permitirá que más de 2 millones de personas calificadas accedan a nuevas oportunidades laborales, educativas y de vivienda, reduciendo las barreras estructurales que enfrentan quienes han cumplido sus condenas.
La ley, promulgada en 2023 por la gobernadora Kathy Hochul, establece plazos de tres años para delitos menores y ocho para delitos graves, siempre que no se enfrenten nuevos cargos.
El impacto esperado es significativo, especialmente en comunidades afroamericanas, latinas e hispanas, las cuales han sido históricamente afectadas por condenas penales. Según un análisis del Comptroller de Nueva York, la ley podría generar hasta 2.400 millones de dólares adicionales en ingresos anuales y disminuir la reincidencia criminal al fomentar la estabilidad laboral.
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Una ley con beneficios claros y retos por superar
A pesar de sus beneficios, la ley excluye delitos graves como homicidios y crímenes sexuales, y los registros sellados seguirán accesibles para procesos legales, empleadores en sectores sensibles y autoridades. Además, se enfrenta a críticas por su implementación automática y la aparente falta de distinción entre quienes buscan rehabilitarse y quienes no lo hacen.
Sin embargo, defensores como sindicatos y empresas líderes como Microsoft y JPMorgan Chase destacan que esta medida no solo abre puertas para millones, sino que también aborda las disparidades raciales en el sistema penal y contribuye al crecimiento económico del estado.
Con las agencias judiciales comprometidas a completar el sellado de registros antes de 2027, la Clean Slate Act representa un paso audaz hacia una justicia más equitativa y una sociedad con menos barreras para quienes buscan una nueva oportunidad.
Créditos: Viral TV | @viraltv-1