65 años sin bañarse: Así es la increíble historia del 'hombre más sucio del mundo'

La vida de Amou Haji desafió las normas y convenciones sociales, convirtiéndolo en una figura legendaria. Su resistencia a la higiene y su estilo de vida ermitaño lo hicieron famoso en todo el mundo.

Amou Haji no solo no se bañaba, según él mismo contó, se oponía a  tomar bebidas o comer en algunos momentos por temor a enfermarse.
Amou Haji no solo no se bañaba, según él mismo contó, se oponía a tomar bebidas o comer en algunos momentos por temor a enfermarse.
Ilustración

Amou Haji, un iraní de la provincia de Fars, ha dejado una marca indeleble en la historia con su peculiar estilo de vida. Con 94 años en el momento de su fallecimiento en octubre de 2022, se ganó el título de "hombre más sucio del mundo" al pasar más de seis décadas sin tomar una sola ducha. Su vida en una choza de ladrillos abierta, su dieta de puercoespín podrido y sus hábitos poco convencionales, como fumar estiércol de animal, lo convirtieron en un fenómeno único.

Sucio pero sano

A pesar de su aversión a la higiene y su dieta poco convencional, Amou Haji desafió las expectativas al mantenerse relativamente saludable hasta poco antes de su muerte.

Sorprendentemente, los exámenes médicos revelaron que, aparte de la triquinosis, no padecía ninguna otra enfermedad grave.

Los médicos especularon que su sistema inmunológico se había fortalecido debido a décadas de vivir en condiciones extremas.

Objeto de interés

La vida de Amou Haji intrigó a muchos, atrayendo la atención de periodistas y documentalistas de todo el mundo. Su apariencia, con la cara y la barba cubiertas de tierra, lo hacía casi indistinguible del paisaje árido del sur de Irán.

Sin embargo, más allá de su imagen, su estilo de vida solitario y su resistencia a la modernidad ofrecían una fascinante reflexión sobre la existencia humana.

Aunque algunos intentaron intervenir para ayudarlo, Amou Haji prefería su libertad y rechazaba cualquier intento de cambiar su forma de vida. Solo después de que los lugareños lo convencieran de bañarse por razones de salud y bienestar social, accedió a hacerlo, pero fue justo antes de su fallecimiento.

Su muerte marcó el fin de una vida extraordinaria, dejando tras de sí un legado de resistencia y autenticidad que difícilmente será olvidado.

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