En 2011, Ronnie Lee Orender y su madre Etta May Urquhart sonrieron ante las cámaras y aceptaron los U$D 32 millones que la mujer había ganado en la lotería de Estados Unidos.
Un año después, Urquhart y su marido no vieron el dinero, luego de que su hijo se apoderó del boleto ganador de Mega Millions, y se apoderó del dinero en efectivo mientras él se quedaba con la mayor parte del dinero.
Los documentos judiciales afirman que Orender compró diez coches, cuatro casas y depositó millones en cuentas a las que los Urquhart no pueden acceder. Según la denuncia, Etta May lleva 18 años comprando billetes de lotería. "Me disuadía de jugar la lotería y me decía que era un desperdicio de dinero", contó la madre sobre su hijo.
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Cronología del engaño
Cuando descubrió que había un boleto ganador, el hijo de la ganadora fue con ella a reclamar el premio. Los funcionarios de la lotería ya estaban allí y le dijeron a la familia que debían firmar el boleto.
Etta May estaba tan emocionada que no podía sostener un bolígrafo, así que su hijo firmó el boleto. En lugar de escribir el nombre de su madre, firmó el suyo. Etta May estaba abrumada por toda la atención de la prensa que estaba recibiendo, así que su hijo "le sugirió que le dijera a los demás que había comprado el boleto para Orender", según la denuncia.
También le dijo a su madre que él se encargaría del dinero en su nombre. Ella dijo que confiaba en él y aceptó decirles a los demás que había comprado el boleto para él, no para ella misma. Sin embargo, con el tiempo se fue frustrando por la situación financiera y se peleó con su hijo por el dinero.
De acuerdo a Etta May, solo recibió una camioneta Lincoln, unos U$D 125 000 en efectivo y pagos por artículos, pero su hijo compró cuatro casas en Bakersfield, al menos 10 vehículos e hizo regalos en efectivo por U$D 350 000. Luego del proceso judicial, la madre y su hijo llegaron a un acuerdo confidencial, según contó ABC News.
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