En 1997, Billie Bob Harrell tenía 48 años estaba al borde la ruina y luchaba por mantener a su esposa y sus tres hijos. Fue así que decidió jugar el Texas Lotto Jackpot y ganó U$D 31 millones, el ganador de la lotería eligió cobrar la suma en 25 cuotas anuales de U$D 1,24 millones cada una.
Sin tiempo que perder, el ganador de la lotería decidió cambiar su estilo de vida: renunció a su trabajo y se fue junto a su familia de vacaciones a Hawaii, donó varios miles de dólares a la iglesia que frecuentaba los domingos e incluso le regaló propiedades y autos a su entorno cercano.
A raíz de eso, la madre de Billie Bob Harrell decía que su hijo se "había convertido en Papá Noel". Años después, sus problemas iniciaron cuando empezó a recibir llamadas de desconocidos que le exigían donaciones. Este no solo lo obligó a cambiar su número de teléfono, sino que también le provocó estrés en su vida.
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Triste final
Conflictuado en su día a día, el hombre recibió el anunció de su esposa, la mujer le pidió el divorcio y se llevó la mitad de las ganancias del premio, de acuerdo a la legislación de Texas. Acorralado por sus malos negocios, gastos excesivos y préstamos imprudentes, el hombre pidió lo que quedaba de su premio.
Con el dinero, el hombre se puso como objetivo recuperar a su ex esposa, pero no lo consiguió. Fue así que el 22 de mayo de 1999, su hijo lo encontró muerto con una herida de bala en el dormitorio de su casa. La Policía cerró el caso y dictaminó que se trató de un suicidio.