Noah Lyles, elegido como el sucesor de Usain Bolt, se consagró como campeón de los 100m en los Juegos Olímpicos de París 2024, competencia en la que le ganó a Kishane Thompson, de Jamaica, por solo 5 milésimas de segundo en una final infartante.
El estadounidense ya había conseguido tres medallas de oro en el Mundial de Budapest en 2023. El atleta ganó todo lo que tenía a su alcance en los 100 metros, 200 metros y el relevo de 4x100. A pesar de su carrera ultra ganadora, Lyles tuvo una infancia complicada con una enfermedad que lo pudo privar de dormir y correr.
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Trascender en la adversidad
Lyles tuvo que superar distintos obstáculos desde su niñez, desde los cuatro años, sufrió de asma crónico grave que le impedía dormir, una condición al que no le encontraban solución. Le hicieron estudios de sueño para intentar descubrir una cura hasta que años después lo operaron en la zona de las amígdalas y empezó a mejorarse.
Hasta entonces, Lyles no podía hacer deportes ni una vida normal. "Fueron muchas noches en el hospital, sin dormir, con el respirador, tomando medicamentos”, declaró el campeón del mundo a CNN.
Luego de superar la enfermedad, ya como profesional, el deportista sufrió de ansiedad y depresión, que pudo tratar con diferentes terapias y así salir adelante. A partir de ese momento, aprendió que no todo es atletismo para él y comenzó a desarrollar gusto por la música, la moda y lo artístico.
Nuevos retos
Con un bronce olímpico en Tokio 2020, seis títulos mundiales y cuatro trofeos de la Liga de Diamante, Lyles ya no sólo se mira a sí mismo y quiere transcender el deporte; por eso, planea buscar cuatro medallas de oro en París 2024.
“La línea entre la confianza y la arrogancia es difusa. Todo es una opinión. Siempre digo que si viste mi vida y lo que tuve que pasar, que me dijeron literalmente que no podía hacerlo, nadie hablaría así. Y acá estoy otra vez, logrando casi todo lo que me propongo", explicó el laureado atleta.
Créditos: YouTube | @LaVanguardia