La numismática, o el estudio y colección de monedas, es un pasatiempo y una inversión para muchos en Estados Unidos. Uno de los términos más comunes pero menos comprendidos por los principiantes es “luster”. Este concepto se refiere al brillo natural que una moneda tiene cuando fue acuñada y que se conserva si la pieza ha estado bien cuidada.
El luster es esencial para evaluar el estado de una moneda sin circular. Este brillo proviene del proceso de prensado durante la acuñación, y no debe confundirse con suciedad, brillo artificial o pulido posterior. Un buen luster puede aumentar significativamente el valor de una moneda entre coleccionistas y casas de subasta.
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¿Por qué el luster es tan valioso?
El luster indica que la moneda ha sido poco o nada manipulada desde que salió de la casa de moneda. Es decir, mantiene sus características originales sin haber sido limpiada o desgastada por el uso. Este brillo varía dependiendo del tipo de metal, la presión aplicada durante la acuñación y el ángulo desde el cual se observa la pieza. Es por eso que muchos expertos giran lentamente la moneda bajo una luz fuerte para evaluar su luster real.
Si el luster está roto —es decir, si se ven áreas opacas, rayadas o desgastadas—, el valor disminuye. Incluso si una moneda parece estar en buen estado, la ausencia de luster puede restarle interés para los coleccionistas más exigentes. Por eso es tan importante no limpiar ni frotar las monedas antiguas, ya que hacerlo puede eliminar este brillo natural y afectar su autenticidad.
Las casas de clasificación como PCGS o NGC tienen en cuenta el luster al asignar un grado oficial. Cuanto más brillante y original sea el brillo, mayor será la calificación y, en consecuencia, el valor. Si estás comenzando en el mundo de la numismática, es recomendable aprender a identificar el luster y proteger tus monedas de daños innecesarios. El brillo auténtico no solo es hermoso, sino que también cuenta la historia de la pieza y de su conservación.