Elmer Alfaro estaba en la cima de su carrera como actor cómico en Perú cuando decidió viajar a Estados Unidos con la intención de pasar solo unos meses. Pero la vida tenía otros planes. Una situación inesperada lo retuvo en Norteamérica, y pronto llamó a su esposa e hijas para que lo acompañaran en esta nueva aventura. Así comenzó su propia versión del sueño americano, adaptándose a los desafíos y oportunidades que este país le ofrecía.
Primero vendió dulces peruanos
Para sobrevivir en sus primeros años en Estados Unidos, Elmer vendía chancaquitas de manjar blanco, un dulce típico peruano, a sus compatriotas en Nueva Jersey. Sin embargo, comprendió rápidamente que necesitaba diversificar sus ingresos.
Su primer paso hacia la notaría fue cuando decidió alquilar una pared en una tienda para ofrecer servicios de fotografía a quienes necesitaban tramitar documentos en el consulado peruano. Este servicio le permitió conocer a personas involucradas en el ámbito consular, quienes pronto notaron su ética de trabajo y le ofrecieron la oportunidad de capacitarse como notario.
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El apostillado como un servicio importante para los inmigrantes
Gracias al convenio de Perú con la Convención de La Haya sobre la Apostilla, Elmer encontró una oportunidad de negocio única. Este acuerdo permite a los peruanos en el extranjero legalizar documentos sin necesidad de acudir al consulado. Elmer abrió su propia oficina en un edificio cercano al consulado en Nueva Jersey, dedicándose a brindar este servicio a la comunidad peruana y facilitando los trámites para quienes viven fuera del país.
Créditos del video: Youtube | National Notary Association