Mellizas adoptadas al nacer por familia alemana conocieron a su madre biológica en Apurímac

Johanna y Eva Meyer, quienes fueron adoptadas a los dos meses de nacidas, viajaron a Apurímac para conocer a su madre biológica.

Mellizas adoptadas por familia alemana, conocieron a su madre biológica en Apurímac
Mellizas adoptadas por familia alemana, conocieron a su madre biológica en Apurímac
Panorama

Tras más de veinte años de haber sido dadas en adopción a una familia alemana, Johanna y Eva Meyer viajaron desde Europa para conocer a su madre biológica. La historia fue publicada por Panorama hace más de diez años.

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Su hermana mayor las buscó

Martina Aguilar Condori descubrió que sus hermanas habían sido adoptadas por una familia extranjera hace varios años atrás. Eusebia Condori tomó esta difícil decisión, ya que no tenía suficiente dinero para mantener a más hijos.

“Cuando yo me enteré, me enojé mucho porque yo no sabía que mi mamá los había dado en adopción. Yo soy la mayor de todos y me enojé bastante con ella”, mencionó Martina.

Al enterarse de que sus hermanas estaban en otro continente, Martina contactó a un famoso “buscapersonas” llamado David Nostas, quien logró hablar con las mellizas. En poco tiempo, Johanna y Eva Meyer tomaron la decisión de viajar a Perú para conocer a su otra familia.

El conmovedor reencuentro

Las mellizas llegaron a Pachacútec para conocer a Martina, su hermana mayor. Las hermanas no pudieron aguantar las lágrimas al conocerse. Después, hicieron un viaje a Siusay, una localidad en el departamento de Apurímac para reencontrarse con Eusebia.

“Yo voy a decirle a mamá que no estoy molesta con ella. Pienso que, si no lo hubiera hecho, tal vez hasta habríamos muerto. Es una madre fuerte por la decisión que tomó y con eso nos rescató”, mencionó Eva, antes del encuentro.

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Aunque Eusebia sólo hablaba quechua y las mellizas alemán e inglés, el reencuentro fue muy conmovedor y se dieron un fuerte abrazo por primera vez en más de veinte años. La madre las llevó a su humilde hogar, en donde les presentó a sus otros hermanos y nietos.

Johanna y Eva fueron consentidas por su madre biológica como no pudo hacerlo de niñas, les dio dulces, cantó para ellas y hasta trenzó sus cabellos.

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