Muchos trabajadores en EE.UU. que enfrentan una discapacidad solicitan el Seguro por Incapacidad del Seguro Social (SSDI, por sus siglas en inglés) como un salvavidas económico. Sin embargo, cerca del 70% de las solicitudes iniciales son rechazadas, lo que puede generar frustración, ansiedad y confusión. Pero el rechazo inicial no es el final del camino: el sistema contempla varias instancias de apelación.
Entender por qué fue rechazada la solicitud es el primer paso. A menudo, se debe a documentación médica incompleta, errores en los formularios o falta de evidencia sobre la gravedad de la discapacidad. La buena noticia es que existe un proceso establecido que permite corregir estos errores, aportar más información y solicitar una revisión adecuada de tu caso.
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Cómo apelar un rechazo de SSDI paso a paso
El primer nivel de apelación se llama “reconsideración”. Debes presentarla dentro de los 60 días posteriores a la notificación de rechazo. En esta etapa, otro evaluador del Seguro Social revisará tu expediente completo y cualquier nueva evidencia médica. Muchos solicitantes mejoran sus posibilidades incluyendo reportes actualizados de sus médicos o nuevas evaluaciones clínicas.
Si la reconsideración también es rechazada, puedes solicitar una audiencia ante un juez de derecho administrativo. Esta audiencia no es un juicio formal, pero sí te da la oportunidad de explicar tu situación en persona (o por videollamada), presentar testigos y responder preguntas. Es recomendable tener un abogado especializado en SSDI, ya que aumentan significativamente las probabilidades de éxito.
En caso de un segundo rechazo, aún puedes apelar ante el Consejo de Apelaciones del Seguro Social y, finalmente, llevar tu caso a una corte federal. Aunque el proceso puede parecer largo y complejo, muchas personas obtienen la aprobación en las etapas de apelación, especialmente si corrigen los errores iniciales y fortalecen su caso con documentación sólida.
Recuerda que no estás solo. Existen organizaciones sin fines de lucro y abogados que trabajan bajo el sistema de “honorarios condicionados”, es decir, solo cobran si ganas el caso. Actuar rápidamente y con asesoría es clave para lograr una resolución favorable.