Cuidar a un hijo con discapacidad puede implicar múltiples desafíos, tanto emocionales como económicos. En Estados Unidos, el Seguro Social (Social Security Administration, SSA) cuenta con un programa especial destinado a proteger los ingresos de familias con niños discapacitados, asegurando que puedan cubrir necesidades básicas como vivienda, alimentación, tratamientos médicos y apoyo escolar.
Este beneficio se otorga bajo el programa SSI (Supplemental Security Income), que no solo brinda un ingreso mensual, sino también acceso a otros servicios como Medicaid. Está dirigido a niños menores de 18 años que presentan una discapacidad severa y que viven en hogares con ingresos y recursos limitados. El objetivo es brindar apoyo económico mientras el menor no puede sostenerse por sí mismo debido a su condición.
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Así funciona el programa y qué se necesita para acceder
Para que un niño sea elegible, debe cumplir tres criterios clave:
- Edad: Tener menos de 18 años (o hasta 22 si sigue en la escuela y cumple ciertos requisitos).
- Condición médica: Presentar una discapacidad física o mental grave, que limite de manera marcada sus actividades cotidianas durante al menos 12 meses o que pueda causar la muerte.
- Ingresos y recursos familiares: El SSA evalúa los ingresos y bienes de los padres o cuidadores, aplicando una fórmula de “deeming” (asignación proporcional) para determinar si el hogar califica.
La familia debe presentar una solicitud en la oficina local del Seguro Social o iniciar el proceso en línea. Se pedirá documentación médica, reportes escolares y datos financieros. En algunos casos, el SSA también puede requerir una evaluación médica independiente gratuita.
Si el niño es aprobado, la familia comenzará a recibir pagos mensuales, cuyo monto varía según los ingresos del hogar y el estado de residencia. Además del beneficio económico, el niño puede obtener acceso a servicios de salud, terapias y programas de asistencia educativa.