El Seguro Social es una fuente de ingreso vital para millones de personas en Estados Unidos, pero su sistema puede resultar complejo de entender. Dos términos que suelen generar confusión son los pagos retroactivos y los pagos atrasados. Aunque a simple vista parecen similares, se refieren a conceptos distintos que impactan de manera diferente en los beneficiarios.
Conocer la diferencia entre ambos tipos de pagos es fundamental para quienes dependen de este programa. Entender qué implica cada uno y en qué situaciones aplican puede ayudarte a gestionar mejor tus finanzas y evitar confusiones al recibir beneficios del Seguro Social.
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Conoce que distingue a los pagos retroactivos de los atrasados
Los pagos retroactivos son aquellos que el Seguro Social otorga a las personas que solicitan beneficios, pero cuya elegibilidad comenzó antes de la fecha en que presentaron su solicitud. Por ejemplo, si alguien califica para la jubilación desde enero pero presenta su solicitud en abril, puede recibir pagos retroactivos por los meses previos. Este tipo de beneficio se otorga en situaciones específicas y, en general, tiene un límite de hasta 12 meses antes de la fecha de solicitud.
En contraste, los pagos atrasados son aquellos que se generan cuando existe un retraso en la emisión de beneficios ya aprobados. Esto puede deberse a problemas administrativos, errores en el sistema o casos más complejos, como apelaciones por denegación inicial. Los pagos atrasados no tienen un período máximo establecido, ya que dependen del tiempo que haya tomado resolver el caso.
Para saber si calificas para alguno de estos pagos, es importante estar atento a las notificaciones de la Administración del Seguro Social (SSA, por sus siglas en inglés) y mantener actualizada toda tu información. También puedes consultar directamente con la SSA para aclarar cualquier duda sobre tu caso.
Créditos: María Díaz Seguro Social | @mariadiazsegurosocial